viernes, 18 de noviembre de 2016

HAY QUE CAMBIAR Y PELEAR




No dejo de darle vueltas, me preocupa realmente la situación de las personas. Creo que se pueden hacer cosas bien diferentes, pero siempre llego a la misma conclusión: ¡no hay nada que hacer si las personas no cambian! Podemos vestir a la mona de seda y del color que queramos… que mona se queda, es lo que dice el dicho popular. Otro dicho de siempre, que sigue siendo una realidad contundente es: El hábito no hace al monje. Puedes parecer lo que tú quieras… te disfrazas y ya está, pero seguirás siendo el que eres. Te puedes pelar, afeitar, vestir un elegante traje, pero eso no modifica tu forma de ser, de pensar, de sentir, etc. Si eres un cerdo, lo seguirás siendo. Si tienes mala condición, la seguirás transmitiendo con tus actos.
Es una auténtica pena cómo pasan los años sin que el gran potencial humano despunte. Todos los pasos que signifiquen adelanto de algún tipo se dan con la máxima discreción, porque se sabe que siempre hay gente al acecho para robar patentes, ideas y colocar el resultado en el mercado antes que los demás. Esto es un asco de carreras y estrés que tienen agotados a muchos millones de personas. Hay una pugna ininterrumpida por hacerse con el dinero de la gente, que no escapa de esa locura consumista y de esas carreras por copar el mercado con productos de determinadas marcas, que parecen correr más que otros para poner en las manos de los usuarios, fabricados a los que, tal vez, les estallen las baterías, no les funcionen adecuadamente los frenos, se les abran las guanteras o se les quemen los alternadores. Hay muchos equipos mal diseñados o insuficientemente probados o testados, y las consecuencias son las molestias para los usuarios y el riesgo de sufrir un percance; además de la mala imagen de la empresa, responsable de no haber aplicado un adecuado control de calidad.
Vivimos unos años de “locura”, de irresponsabilidades por parte de las autoridades, que bien no cumplen con sus obligaciones, o bien se están lucrando de hacer la vista gorda. De cualquier modo llegamos a donde pretendía: nada se va a enderezar si las personas no cambian. Las personas tienen que ser honestas aunque pueda parecer un sueño, y a pesar de que muchas sean malvadas, a propósito o por desconocimiento. Si las personas ponemos de nuestra parte y aplicamos sentido común, al tiempo que actuamos sin egoísmo, podríamos alcanzar cotas de progreso y bienestar impensables en estos momentos. Somos un potencial impresionante desaprovechado, porque actualmente todo el que se acerca a algo es para ver qué puede pillar, ¡vaya desgracia tenemos! Todo lo contrario sería arrimar el hombro, aportar, colaborar, cooperar, producir para el bien de todos y ser escrupulosamente pulcro con lo que es de todos; más incluso que si fuera de uno, así se ha de ser. Solo actuando en esa línea podremos paliar todos los males del mundo: el hambre, la pobreza, la desatención médica, las muertes innecesarias, la explotación de las personas y de los niños, etc.
Nosotros podemos evitar todas esas desgracias que asolan a este Planeta y a sus habitantes. Está en nuestras manos hacerlo, no va a venir nadie de otro mundo a remediar lo que nuestra locura está destruyendo. Piensa en lo que has hecho hoy, ¿puedes mejorarlo?, ¿puedes pensar en los demás y comprometerte más?, ¿estás dispuesto/a a luchar por una sociedad más justa e igualitaria?, ¿te gustaría que nadie quedara al margen del progreso y del bienestar? Si crees que puedes hacer algo y te sientes capaz de hacerlo, ¡movilízate y moviliza tu entorno! Mucho de lo que nos está sucediendo es debido al exceso de pasividad de la gente. Nadie quiere complicaciones, pero todos queremos vivir mejor. Eso solo se consigue exigiéndolo y comprometiéndose… hay que pelearlo. Al sofá de nuestras casas no van a venir a solucionarnos la vida, y los que viven en otro nivel impensable para un trabajador, continúan amasando y sin pensar en los que no tienen, en los que no comen, en los que están muertos de frío o sobre los que caen las bombas. El resto de seres sensatos de la sociedad civilizada tenemos que movilizarnos para que todo esto cambie. Las autoridades políticas no harán que cambie nada si no sienten la presión de las protestas y las exigencias de la gente. Hay que salir a las calles a millones, y hasta que eso no suceda, o sea, que se produzca la unidad de la gente de este país, no será nuestro el poder para cambiar las cosas. El que tiene no da por las buenas, lamentablemente. No ama a los demás lo suficiente como para compartir, o trabajar para que los otros puedan estar mejor. Debemos conseguirlo entre todos. ¡Vamos a dejar a un lado nuestras desigualdades y vamos a avanzar juntos para alcanzar un mundo sostenible y justo!, ¡Sal de tu casa y acude a las manifestaciones y movilizaciones ciudadanas!, ¡Implícate!

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