viernes, 29 de septiembre de 2017

OTRA REFLEXIÓN MÁS SOBRE LA SITUACIÓN EN CATALUÑA

                                                                Imagen: elpais.com


¿Qué tiene que ver que en el resto de España, en estos momentos, algunos muestren su sentimiento patriótico en juras de banderas o colgando la enseña en balcones?, ¿por qué, justo ahora, animan ciertos políticos, generalmente del PP, a hacerlo?, ¿qué tiene que ver esto con lo que siente una buena parte de la ciudadanía catalana?, ¿cómo creen esos políticos que podrán solucionar el problema con actos como los que promueven, en lugar de hacer política y dialogar? En estos momentos de conflicto, en mi opinión, el orgullo del Presidente Rajoy, tratando de amedrentar a la población catalana, sobretodo, a los que tienen ese sentimiento de independizarse, está agravando la situación. No se puede suplantar el dialogo por la presión judicial y policial, porque el resultado es más gente molesta que se desplaza hacia la exigencia de querer votar. Puedo estar en un error, pero creo que está sucediendo así.
La movilización policial, la intervención e intromisión de esta y del Gobierno central, los registros, la incautación de ordenadores, impresoras, papeletas, publicidad, etc., es una actuación legal por el estricto seguimiento de la ley, pero quizá no es legítimo, no se corresponde con lo que un pueblo desea o quiere. Las leyes no dan cabida a lo que el pueblo catalán desea, porque hay un Gobierno frentista interesado en no modificar las leyes más que para lo que le conviene a él. Al mismo tiempo, se ha puesto duro en este asunto, exigiendo que se cumpla rigurosamente la ley, cuando él ha estado en muchas ocasiones fuera de ella, como sabemos todos los españoles y españolas. Estas no son las formas, la represión no es el camino para solucionar un problema que todos dicen es político. Las leyes se han de adaptar a los intereses de la ciudadanía y no al contrario. La democracia consiste en respetar y hacer posible lo que pide el pueblo, sobretodo, cuando lo pide una gran cantidad de personas como sucede en Cataluña. No digo que sean la mayoría, pero las calles están abarrotadas de personas pidiendo votar el próximo domingo. ¿No hubiera sido mejor para todos, y nos evitamos cantidad de follones, los que hay y los que están por venir, dejar que se celebre un referéndum con todas las garantías legales? Cataluña, después de esto, es difícilmente recuperable, cada día habrá más gente que rechace al Gobierno central español y sus leyes. Cada día serán más los que quieran alejarse de España o independizarse de ella. Estamos abocados a esto, porque como sabemos el País Vasco está a verlas venir y apuntado a la cola de la independencia. Galicia suena como otra candidata y ya veremos quienes les siguen. Hay que ajustar la Constitución para ser otra cosa, no la unidad territorial indivisible que se acordó en el 78, ahora hay pueblos con otro sentir y no se les puede ignorar, ¿acaso se les va a doblegar por la fuerza de las armas en pleno siglo XXI, vamos a volver a las guerritas? Ese no es el camino, ni en eso pueden caer las personas civilizadas, por eso las cosas se tienen que negociar y hablar. Pero qué sucede si una de las partes se niega en rotundo a ceder, pues que si el deseo de la otra persiste, no tiene más remedio que desobedecer para llegar a ser lo quiere ser.

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