sábado, 28 de diciembre de 2019

AL FINAL DEL PRINCIPIO


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                                  Imagen: www.diariouno.com.ar
Como vivimos en un bucle temporal, termina un año y comienza otro, volveremos a dejar dentro de escasos tres días el presente año atrás, y comenzaremos a existir en el siguiente. No todos pasaremos al siguiente por muy diversos motivos, desde los naturales de la edad, a los de la enfermedad, los accidentes o causas fortuitas, también provocadas por algunos insensatos, la violencia y las guerras, a la que hago una mención aparte de la ya citada violencia; es violencia en sí, pero como mucho de lo mencionado, totalmente evitable.
Es inconcebible que sigan ciertos individuos tomándose la justicia por sus manos, que sigan acabando con la vida de otras personas. Es muy lamentable escuchar y ver videos que acompañan a las noticias, donde aparecen individuos dando palizas a otras personas, dando patadas, puñetazos, golpeándose con barras, porras, palos e incluso mobiliario urbano o de las terrazas de los bares. No se puede comprender como una pareja no pone fin a su relación inviable o que cualquiera de los dos no desea prolongar, de un modo pacífico y civilizado, en lugar de esperarle para acabar con su vida. Tampoco se entiende por qué una fracción de ciertas poblaciones está en continua guerra contra otra fracción de población, al tiempo que generan miles de muertos sin distinción alguna entre sexos o edades.
Me sigo preguntando qué es lo que sucede en el mundo, por qué las personas se siguen mostrando tan violentas hacia los demás. Cómo es posible que no se den cuenta que las vidas de los demás es como su propia vida, que tienen unos proyectos, que son personas como ellos, que no tienen ningún derecho a arrebatárselas. La inquina, el odio, no se pueden dejar que alcance cotas ingobernables…, es más, diría que no se puede permitir que se desarrollen dentro de nosotros, hay que buscar explicaciones a los actos de los demás que no llegamos a comprender, hay que canalizarlos adecuadamente para evitar daño personal y ajeno.
Hay que legislar para conseguir un mundo feliz, es lo que nos merecemos, sería un justo objetivo para todos. Hay que legislar para vetar las guerras, los enfrentamientos, y obligar a encontrar acuerdos de todo tipo, cualquier arreglo siempre será más positivo que la agresión, infringir daño, o privar de vivir. NUNCA, nunca se debiera llegar a esta locura, a esta salvajada, a esta deshumanización tan acusada, a este incivismo tan deplorable. Cuando hace daño a otro, casi siempre nadie sale ganando, sino todo lo contrario, ambos pierden. Debemos ser inteligentes, humanos y personas educadas, civilizadas, tenemos que hallar una vía de respeto que nos proporcione un pacto, un acuerdo de compromiso y buena convivencia, aunque no lleguemos a estar conformes totalmente con lo que proponen los demás. Imponer por la fuerza nunca es un buen método, nadie lo recibe con satisfacción, es el dialogo el único mediador válido ante las situaciones difíciles y en las que surge cierta controversia. Tenemos el lenguaje y nuestra inteligencia para poder abordar cualquier tema, tenemos una mente para pensar y reflexionar, solo nos falta calmar nuestros impulsos, nuestra vehemencia y, sosegadamente, hablar, debatir sobre el asunto.
Se termina el año, ¿vamos a desperdiciar este otro año de experiencia vivida?, sería mucho más digno de seres humanos, doblar la esquina del calendario y presentarnos como seres nuevos, más evolucionados, más preparados para convivir con los demás. Es necesario que cada uno de los habitantes de este Planeta llegara a comprender el sentido que propongo, basado en el respeto, en el deseo de hacer el bien para satisfacción de todos. Amar a los demás y desear para los otros, todo el bien y la prosperidad que se desea para uno mismo. Abrazar a los demás, en lugar de castigarles, golpearles, maltratarles, esclavizarle o bombardearles…, se avanza mucho más aunando esfuerzos que disgregándolos y que cada uno haga en esta existencia lo que pueda y a su manera. El sentido de la colaboración solo lo emplean los directores de la sociedad moderna, cuando a ellos les interesa hablar del trabajo en equipo, refiriéndose, claro está, a pequeños conjuntos de personas que participan de una tarea determinada en algunas industrias. Para alcanzar sus beneficios monetarios, los poderosos prefieren que sus gentes sean equipo, para el resto, proclaman la competitividad como arma social de confrontación y dispersión, así evitan la unión de las masas y el poder que adquiriría.
Para finalizar, y haciendo honor al título de este corto relato, estamos al final del 2019 y cerca del principio del 2020, pero también estamos al final de una era de distorsión y violencia, que podría convertirse en un nuevo amanecer de la humanidad. Un nacimiento sin todas esas miserias programadas en las mentes de mucha gente, tan solo tenemos que bajar un poco más a nuestro corazón para hacer de este un mundo mucho mejor para todos.

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