miércoles, 25 de diciembre de 2019

EL REY HABLÓ


Resultado de imagen de discurso del rey

                                    Imagen: www.lavanguardia.com
Si no partiera mentalmente de la distancia que existe entre el rey, la familia real y el pueblo, diría que el mensaje del ciudadano Felipe de anoche, no estuvo mal. Leer un texto bien preparado con antelación, bien pasado por el autocue, posicionado junto a la cámara de televisión, con una cierta rigidez acompañada de gestos bien estudiados para proyectar una imagen de serenidad y aplomo, etc., carece de fondo, solo hay forma. Atendiendo a sus palabras, pronuncia frases en las que de alguna forma nos encontremos todos incluidos: los afectados por las riadas sufridas en las últimas fechas, los afectados económicamente; habla de la desigualdad laboral entre hombres y mujeres, de la necesidad de que haya concordia, entendimiento, unidad española, pone en valor los más de treinta años de democracia, todo cuanto ha progresado España, su aspecto europeo y global, su posición mundial, los avances tecnológicos habidos y los que están por llegar, etc.
De alguna forma, nos ha tratado de reflejar a todos o casi todos, pero como digo eso no es fácil, no es fácil salvar la distancia entre su riqueza y la de su familia, su posición en España con respecto al sentir de los españoles. Hay una diferencia esencial que lastra su imagen, a él y a los suyos le viene todo por herencia, la vida resuelta y abundante le llega por sus apellidos, nadie en este país corre igual suerte, todos hemos tenido que hacer unos esfuerzos y soportamos unos riesgos o amenazas de exclusión social o laboral, que él y su familia directa no padecen. Los demás no somos unos mantenidos, los demás no tenemos unos presupuestos anuales que nos liberen de preocupaciones económicas, ellos, los de la Casa Real, viven en otra España a la de la ciudadanía. Ellos navegan en un transatlántico y nosotros vamos en una barca, que se parece a una cáscara de nuez en medio del oleaje salvaje de un mar enfurecido; la estabilidad de ambas embarcaciones es muy diferente, cómo puede este hombre seguir diciendo y pensando, como hacía y decía su padre, que todos somos iguales para la Constitución española.
Su mensaje suena bien, no diré que no, pero solo son palabras, no hay propuestas, no hay coraje en él, no hay nada personal volcado en el mismo, hay distancia, solo es una lectura, el cuento contado a los españoles. Ustedes dirán que no le corresponde proponer, pero… ¿tampoco implicarse de verdad, como sí hizo en el discurso contra el sector independentista catalán el 3 de octubre? Para que se aprecie ese sentimiento hacia el pueblo, hay que estar con el pueblo, no a tan enorme distancia de él, de lo contrario, lo que ha quedado patente es que ha venido a cumplir con el tradicional mensaje de navidad, algo que cualquiera puede redactar cuidadosamente, y con cierta práctica puede llegar a leer con una calma similar a la del monarca. Como persona no me cae mal y le respeto, lo mismo a su mujer, a sus padres y a sus hijas, pero la vida es bastante dura para cada uno de nosotros, y no llego a entender que haya una familia protegida y subvencionada por todos los españoles, no entra en mi cabeza. Son jóvenes, los medios dicen que están muy bien formados, por tanto, deben hacer como el resto de los ciudadanos españoles, tener un trabajo encontrado por méritos propios, y en su tiempo libre que ejerzan esa vocación de servicio a España que dicen tener. Esa es la parte negativa de la historia para mí, las puertas están abiertas, o debieran estarlo, para que cualquiera que quiera arrimar el hombro para progresar y mejorar nuestra convivencia y bienestar, lo haga, ¿cómo se le van a cerrar las puertas al ciudadano Felipe y su familia? Las leyes deben cambiar, pero si los políticos son tan cobardes, nada o poco cambiará, aunque a ellos les guste llevar lemas en sus campañas en los que siempre, o muchas veces, incluyan la palabra “cambio”. Yo no tengo nada contra la familia real, sino que deseo que sean unos españoles más, como los demás, sometidos al mismo código penal que el resto, que se busquen la vida como hacemos todos, que no sean una carga económica, que no tengan más ventajas o parabienes que los demás.
Por otro lado, esto no significa que si no hay monarquía tenga que llegar una república, ¿somos borregos o qué?, no podemos librarnos de una carga económica y meternos en otra… la de cada presidente de la república que agote legislatura y se quede sin trabajo. Ya tenemos un sistema, tenemos unas elecciones y un gobierno que se forma cada vez que votamos, o mejor dicho, ajustándonos a la realidad, un gobierno cada tres o cuatro veces que lo hacemos y a los señoritos políticos les da la gana dejar sus diferencias al lado para defender los intereses de la gente. De todo esto habría mucho que hablar, pues lo que conocemos no es lo único que podría ser, hay sistemas directos que evitarían toda esta parafernalia, por no llamarle timo, al que nos someten las leyes torpes y convenidas en esta materia. Podríamos librarnos hasta de hacer elecciones si quisiéramos, pero tendríamos que cambiar de chic, y hay demasiada gente comiendo de todo este postureo electoral y acuerdos entre fuerzas políticas que ignoran a la población española. No quiero alargarme en este asunto, ustedes lo podrán encontrar en escritos anteriores, puesto que ya he abordado este tema y he referido mis propuestas al respecto.
Como no puede ser de otro modo: ¡FELIZ NAVIDAD!

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