Una vez más retorno a la fuente, al origen del conflicto, a la programación recibida por los distintos medios con los que nos hemos relacionado desde pequeños. Sigo entrando en las redes de cuando en cuando, y sigo observando que hay una lucha de muchos contra muchos, los que asumen una ideología como suya, discuten y culpan de todas las desgracias a los que no piensan como ellos. Todos podemos pensar diferentes, hasta me atrevo a decir que es como debe ser, cada cual con su experiencia, con su saber, con sus sentimientos, etc., lo que todos olvidan es que mientras luchan, los asuntos importantes se quedan sin resolver. La unidad del pueblo significa fuerza y es necesaria para plantear cuestiones que se pretendan en esta sociedad, puesto que una minoría se ha hecho con el poder absoluto. Una minoría que dice hablar en nuestro nombre, imponiendo condiciones, diciendo cómo debemos vivir y otorgándose para sí miles de privilegios diferentes a los que podremos disfrutar el resto de la población.
Esa minoría del poder monetario que se vale de los que ellos deciden gobiernen para establecer las condiciones de vida en todos los ámbitos, solo puede ser doblegada por la fuerza unitaria del pueblo. Esto es lo que no se paran a analizar y comprender todos esos que incendian las redes, o dejan regalos mal sonantes, recaditos de ira y sed de venganza. ¡Dejen de defender a cualquiera que llegue arriba!, pues llega porque interesa a los que controlan todo este laberinto en el que nos tienen retenido físicamente y secuestrados mentalmente.
Dejen de pelear, dejen de ofenderse recíprocamente, aparten los ideales, los signos, la banderas y los colores, nadie les dice que se conviertan en otra cosa y abandonen en lo que creen, nadie les dice eso, yo no se lo digo, son más valiosos con mentes abiertas y pensamientos libres, porque entre todos nos completamos y seremos capaces de imaginar y proyectar caminos más amplios y atrevidos. Yo solo os digo que tratemos de hacernos una piña para reivindicar lo que a la ciudadanía interese, al menos en lo primordial o básico: estabilidad laboral, salarios dignos, seguridad en las calles, protección de la propiedad privada, respeto por las personas, los demás seres vivos y el medio ambiente. Como mínimo lo mencionado y todo aquello que como colectivo queramos que se exprese en forma de leyes para regirnos por ellas, pero porque serían nuestras leyes, un ejercicio real de soberanía popular, no como sucede en estos momentos. Los políticos se han de someter a las reglas que marque el pueblo y no al contrario.
Eso es ir a la fuente, retornar el poder a quien le pertenece, que no es otro que el pueblo, el colectivo de personas que pagan para mantener un sistema que no se puede volver en su contra. Un sistema que no puede seguir siendo la bolsa sin fondo de donde los políticos sacan dinero que nadie sabe a dónde va, o que malversan, o que sirve para enriquecer a individuos determinados con los que mantienen intereses opacos.
Solo siendo el pueblo una unidad de peso podrá exigir y conseguir que el sistema deje de ser corrupto, legisle en contra de los intereses de la ciudadanía, favorezca a la banca y grandes empresarios, limite salarios y prebendas de políticos, o se dirija hacia donde interese a los españoles.
Este es un esfuerzo más para que todos los que se acerquen hoy a las redes sociales hagan las paces con los demás participantes, y comencemos a planificar juntos, nos unamos, caminemos juntos para descabezar esta serpiente bicéfala y de veneno mortal que siempre termina traicionando a la gente de esta nación.
Dejemos de poner capirotes o de repartir etiquetas de colores o siglas, que cada uno siga sintiendo lo que sienta, pero que por delante de ello ponga el sentimiento y la necesidad de llegar a ser unidad poblacional en lucha por su bienestar social. Por el bienestar de la población en general y la limpieza generalizada de toda la podredumbre que albergan todos los rincones del chiringuito corrupto, que desde que tengo conocimiento, ha existido y comandado a este país.
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