Hoy me gustaría abordar algo que
es de justicia, aunque a algunos les parecerá una chaladura. En el momento
actual con las autonomías ya tenemos dieciocho gobiernos, incluyendo al
central; por qué no puede ser posible lo que a continuación propongo.
Viendo la situación política
actual española y su correspondiente repercusión en todos los ámbitos sociales,
yo sugiero que los votantes de cada partido político sean los únicos obligados
a cumplir con el programa de los partidos a los que votaron. Esto es un paso
más en la democracia, llamémosle: democracia avanzada, si quieres, democracia a
la carta. Sería justo que los votantes del PP fueran los únicos afectados por
las políticas de sus representantes, para eso los eligieron. Del mismo modo,
los votantes del PSOE que se vean obligados por el programa electoral y las
medidas que dicte el PSOE para los suyos. Igual para el resto de la ciudadanía
y de los partidos a los que voten. Cada partido emite los impuestos a sus
votantes y los gastos públicos los abonan entre todos los partidos a razón del
número de votantes; o sea, que la cuantía a desembolsar irá en proporción a lo
recaudado por cada formación. Esto es un sistema diferente que hace que los
votantes de una formación se tengan que comer los marrones de sus representantes…
no digo lo que tendrían que estar tragándose ahora los votantes del PP.
Ya está bien de tomar por rehenes
a todos los ciudadanos y ciudadanas de este país. Ya está bien de tener
secuestrada la democracia y la justicia. Ya está bien de tanto robar y que
nuestro dinero desaparezca, haga ricos a políticos y se malverse entregándoselo
a los bancos. La ciudadanía está bien harta de soportar y alimentar las
carteras de los chorizos de traje y gomina con banderita roja y gualda en su
muñeca. Para vivir este latrocinio continuado, es preferible que cada palo
aguante su vela… tú votas populares, pues aguanta las fechorías de los tuyos,
que solo te afecte a ti, no a mí. Si yo voto IU, PODEMOS, o lo que yo quiera,
pues que yo pueda vivir según lo que lleva su programa, y si los que voto la
hacen, que la paguemos nosotros, no vosotros. Aunque pensándolo bien, por qué
la ciudadanía tiene que pagar las indecencias de otros; para eso ya está la
justicia y los cuerpos de seguridad, que les arresten y que los jueces les
condenen. Los políticos no deberían tener poder para hacer nada que los
ciudadanos no les autorizáramos.
Al menos, con lo expuesto, la
gente miraría más cautamente dónde pondría su voto, y leería con atención los
programas electorales. Evidentemente, me he tomado la libertad de pensar en
algo así ante la desesperación e indignación que me producen ciertos personajes
excepcionalmente zafios, farsantes y deshonestos. En el fondo, sigo pensando
que esto es mejor que la fragmentación actual de la oposición; aunque lo ideal
es la unión de todos, sin necesidad que hubiera gobierno y oposición, sino un
conjunto de personas, de todas las ideologías posibles, trabajando juntas,
colaborando para alcanzar el progreso de todo el país y, con ello, la mejora
social, laboral, sanitaria, educativa, etc., de toda la población española.
Pensar diferente no debería ser equivalente a no gobernabilidad, que es lo que
afirman los seguidores de las mayorías absolutas (los absolutistas), los que
las defienden con capa y espada, para poder imponer lo que les convenga sin
opción a lo que sugieran los demás. Actúan como apisonadoras, pasan por lo
alto, te aplastan con sus decretazos… son el ordeno y mando; lo más parecido a
una dictadura con disfraz de democracia. Para empezar a hablar de democracia
habrá que fijar unas leyes justas y democráticas, por ejemplo: una persona, un
voto, y para obtener un diputado se han de sacar equis votos, sin tomaduras de
pelo ni circunscripciones. Igual esfuerzo para todas las fuerzas políticas que
concurren a unas elecciones… ¡eso es lo justo!, ¡eso es lo democrático! Si los
políticos no se atreven a arreglar el desaguisado actual político-judicial en España,
que nos consulten a algunos ciudadanos y ciudadanas, que sabemos bien cómo
terminar con el lodazal y las cloacas del Estado. Sabemos cómo pedir
responsabilidades a los ladrones y, también, cómo agilizar la entrada en
prisión de los delincuentes de traje y gomina.
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