Hay casas donde las personas que
viven no han tenido tanta suerte, están en paro, tienen dificultades para
comer, para desplazarse, están en minoría y esa gente cuenta. Hay que legislar
para conseguir una sociedad más equitativa y justa. No debemos parar hasta que
los políticos no apuesten por un proyecto social, laboral, comercial,
educacional, industrial, sanitario, etc., donde tengamos cabida todos. No hay
que seguir soportando a los petardos y adoquines que nos gobiernan: gente
embustera, deshonesta, ladrona, desconsiderada e ineducada. Todas estas
categorías se las han ganado ellos solitos con sus ruines actos, con su
arrodillamiento a facciones de poder oculto, con la opresión ejercida sobre la
ciudadanía y, en especial, sobre los más desfavorecidos.
Lo tenemos todos para ser felices
y sin que tenga que existir motivos extraordinarios para serlo. Lo somos sin
más, aunque no se nos haya educado para no reconocerlo y situarnos en el centro
de nosotros mismos; allá, desde donde la plenitud nos alcanza porque la somos…
sencillamente, por eso, por serlo. Es por ello, que estamos en condiciones de
decir que los que pelean inmersos en la ignorancia están perdidos totalmente.
Nuestros políticos están extraviados, aunque todos no se encuentren todavía en
estado inservible… algunos son irrecuperables; la actitud malévola y mafiosa se
ha adueñado de muchos de ellos… son desecho social y humano. Son personas de
las que no nos podemos fiar para trabajar conjuntamente, porque tarde o
temprano nos traicionarían, nos clavarían el puñal por la espalda… nos robarían.
Debemos dejar de fijar el foco en
lo inservible, para ponerlo en la gente más humilde, en la que sufre y menos
tiene… no digamos, en la que no tiene nada, que también la hay. Hay que
volcarse para socorrer en primer lugar e, insertar, en segundo lugar. Tan solo
nos vale una sociedad de gente integrada en un proyecto común que persiga el
bien de todos, la igualdad, la vida digna, el trabajo decente, la solidaridad,
el respeto y el amor de las personas. ¡Queremos una sociedad más inteligente y
más humana!, al menos, lo quiero yo. Entiendo que sería el fin de muchos
problemas, el final al drama de la emigración, de la destrucción: guerras,
terrorismo, genocidio, hambre, pobreza, etc. La lucha de nuestros políticos
tendría que ser, simplemente, el trabajo diario de cada uno de ellos,
colaborando entre sí, con los problemas de la gente en el punto de mira… como
objetivo principal de hacer política para hallar las respuestas, encontrando
soluciones.
Humildad, unión, compañerismo
entre todos los políticos de diferentes ideologías, de diferentes colores,
banderas y siglas; porque los símbolos son irrelevantes frente a las necesidades
de la población. El Estado lo creamos y soportamos entre todos para conseguir
la sociedad que mejor nos parezca a la ciudadanía; necesitamos los políticos
que sean capaces de comprenderlo. La política no es un oficio, antesala de la
colocación en empresas privatizadas; tampoco es un medio para comisionar y
forrarse. Esa es la perversión actual por la que el Presidente del Gobierno
tiene que ir a declarar como testigo de la corrupción de su partido político.
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