El taxista tiene un encaje
extraño en el Ayuntamiento y, por tanto, en la ciudad o localidad que sea. Digo
extraño, desde mi ignorancia, porque se le exige que para tener un taxi hay que
pagar una licencia que cuesta un pico. Siempre se ha oído que fulanito o
menganito ha comprado a alguien una licencia y le ha costado el equivalente a
varios millones de las antiguas pesetas. Si alguien tiene que invertir un
dinero así para tener un puesto de trabajo o un negocio, como se le quiera
llamar, supongo que quiere que se le proteja o se le dé algún tipo de exclusividad;
porque al zapatero, al de la tienda de comestibles o de ropa, no le exigen abonar
una licencia de una cuantía similar al taxista para iniciar su negocio. Desde
ese punto de vista entiendo la pelea que tiene el taxista con las empresas que
pretenden dar un servicio parecido al suyo como son: Uber o Cabify. Por otro
lado, no se debería limitar el número de licencias ni se deberían cobrar esas
cantidades excesivas por poseerlas, ¿se limita, acaso, el número de bares, el
de tiendas de repuestos, heladerías, perfumerías, tiendas de electrodomésticos,
etc.? No pueden ser solo taxistas aquellos que puedan emplear treinta o
cuarenta mil euros en su puesto de trabajo, ni deben contar con privilegios;
así, al no cobrarle este plus de exclusividad, porque es al final en lo que se
traduce, tendrían cabida todas esas otras empresas que pagando sus impuestos
quisieran dar el servicio que a ellas les apetezca. De esa forma no habría
guerra, pues todos estarían en las mismas condiciones, hay que liberar el
sector y solo imponer unas mínimas condiciones de seguridad y uso, como puede
suceder en cualquier gremio. Si usted tiene la licencia de conducir exigida y
un vehículo que cumpla con los requisitos mínimos impuestos por la
Administración; usted debería poder solicitar una licencia de apertura de
negocio, como cualquier otro, y a trabajar. Otra cosa bien distinta, es que
siendo taxista, tengan una asociación privada a la que se puede o no pertenecer
voluntariamente y se organicen para no trabajar todos al mismo tiempo,
igualmente ha de ser aceptado voluntariamente.
Yo creo que he sido claro, solo he
hecho uso del sentido común, de mi sentido común. Hay libre competencia en el
mercado y el taxi no debería escapar a ello, pues es lo que hay hoy en día. Uno
ha de poder ser taxista, del mismo modo y con la misma facilidad como el que
quiera ser carnicero, tener una tienda de muebles o una inmobiliaria. ¿Tienes
un local, el local tiene licencia de apertura para el negocio en sí, te has
hecho autónomo en la Seguridad Social, te has dado de alta en Hacienda? Tus repuestas
son positivas… pues a trabajar todo cuanto puedas y ¡suerte!, igual con el que
desea ser taxista de una ciudad o transportar pasajeros en vehículos
concertados… siempre las mismas exigencias a todos, las propias de poner en
marcha un negocio, pero sin privilegios como no los tiene el zapatero, el
carnicero, el de la tienda de comestibles, el frutero, etc. El problema está en
la limitación del número de licencias, porque al ser una cantidad concreta, la
gente tiene que esperar que se vaya a jubilar un taxista para comprarle la
licencia, y los precios que se acuerdan son altísimos. Si se liberaliza el
número de licencias, se acaba el problema, ocurriría como en cualquier gremio:
unos que cierran por ese mismo motivo o porque no les va bien, y otros que
abren. A nadie parece importarle si el de la zapatería se queja de que hay
muchas zapaterías, el Ayuntamiento sigue dando licencias de apertura a otras
personas que quieran abrir otra zapatería.
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