Es mentira… todo el sistema gira
sobre y alrededor de una gran mentira. Habría que desmontarlo completamente,
como si de un puzle o un mecano se tratase. Habría que volver a empezar sin
presiones de ninguna parte: ni de empresarios, ni de banqueros, ni de gente
influyente de ninguna clase. Habría que seguir el sentido común, la equidad y
la justicia; procurando la redistribución de la riqueza, y si los políticos actuales
como podemos ver no se atreven a modificar las reglas mafiosas del juego, que
nos dejen a ciudadanos y ciudadanas voluntarios, que sin cobrar les sugeriremos
leyes que no dejen escape a los delincuentes; algo que sí sucede en al actual
código penal y en sus interpretaciones. Terminaremos con la mangancia mafiosa y
con los mafiosos en dos minutos… podemos demostrarlo… dennos el poder y verán,
¿se atreven a probarlo?, nosotros ya llevamos cuarenta años sometidos a su
sistema tendencioso que procura salvaguardar los privilegios que se conceden
algunos a costa de todos los demás.
Es mentira… todo esto es mentira,
así que no pierdan el culo por ningún color determinado, todos tienen sus
sombras acompañadas de buenas caras, buen discurso y, ocasionalmente, algunas
promesas… luego llega la incoherencia y el incumplimiento. Si se han detenido a
comprobar el lenguaje de nuestros políticos, los que mandan y los que aspiran
al poder, solo pelean, solo hablan de una competición por los votos; sin
pararse a ver que toda la oposición a la mafia actual no conseguirá el fin de
desplazar al Gobierno mafioso que tenemos si no se une. Está claro, la derecha
del país vota a PP, mientras que la oposición la componen muchas fuerzas
políticas, está fragmentada y así no se fortalece. Vivimos un momento especial
y complejo para gobernar porque están en minoría y, porque la corrupción les
corroe las entrañas… ¡es el momento!, ¡habría que echarles! Lograrlo no es
difícil si los demás se apoyan entre sí para, a través de un gobierno plural y
unido, comandar el país, modificar las leyes, tumbar lo que no interese a la
ciudadanía, etc.
No obstante, hay cantidad de
criterios de sentido común que se echan de menos en las manifestaciones de
nuestros políticos. Siguen salvaguardando lo antiguo, ponen a buen recaudo sus
privilegios, se dejan las puertas abiertas en caso de cometer delitos y no
apuestan por una ley dura y sin fricciones. Nadie habla de eliminar la
prescripción de delitos. Nadie propone la exigencia de los defraudado o robado
hasta el último céntimo y, en caso contrario, que no pueda abandonar la prisión
hasta no haber cancelado la deuda con las víctimas. Nadie propone auditar todas
las adjudicaciones desde la muerte de Franco y reclamar lo que nos haya sido
sustraído. Como verán se puede ser mucho más serio y, si quieren, duro con los
infractores. No les puede salir gratis, barato o ser cómodo, haber robado a las
arcas públicas.
Hay tanto por hacer…, y los
políticos continúan en su carrera particular por agarrar más votantes para su
zurrón particular. Regenerar va de otra cosa.
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