Hace años ya tuve la oportunidad
de escuchar que los homosexuales eran un colectivo potente como nicho de
mercado. Vivían en parejas, trabajaban ambos, solían viajar y gastar
generosamente. Ahora todos ven con esto del movimiento del Orgullo Gay que, efectivamente,
son algunos millones de personas y en todos los establecimientos ponen banderas
multicolores. Todos los negocios quieren enganchar un trozo de pastel. Los
partidos políticos también se han subido al carro de esa posible rentabilidad
en votos, y para esta semana todos han cambiado sus logos en las redes,
incluyendo los colores del arcoíris. De buenas a primera, todos son más progres
que nadie… otra mentira de las que nos tienen acostumbrados… giros,
manipulaciones e incoherencias. Fíjense cómo en los medios lo dicen una y otra
vez: repiten los millones de personas que ocupan Madrid y la cantidad de
negocio previsible que se va a producir en la ciudad.
Todos cuando se manifiestan dicen
ver la homosexualidad, transexualidad, etc., como algo normal; sin embargo, con
todos estos signos y con esta fiesta tan sonada lo hacen una excepcionalidad.
¿Por qué no tiene el mismo trato que la heterosexualidad?, ¿conocen una
celebración de semejantes proporciones?... la sociedad es muy falsa. En esta
fiesta además de la reivindicación del trato por igual, que me parece correcto
y estupendo, hay una exhibición de libertinaje erótico-sexual… ¿por qué hay
tanta gente medio desnuda en actitud lasciva? Esto lleva a muchas personas a la
confusión entre las auténticas reivindicaciones del colectivo y el libertinaje
en el sexo o vicio como lo llaman otros. No hacen falta tantos signos externos
para hacer de esta fiesta algo que viene a parecerse a una bacanal y casi una
orgia. Hay demasiado bombo alrededor de esto, no creo que haya otro día mundial
dedicado a motivo alguno que adquiera la intensidad de celebración y cuente con
los aparentes apoyos de esta movida. Pero, repito, es un movimiento masivo que
hace mucha caja y, ahora, todos llevan los colores del arcoíris en sus
corazones… ¡venga ya!
Que cada cual haga con su vida lo
que corresponda y crea oportuno, pero las celebraciones de unos pueden llegar a
molestar a otros. No sé cómo la vivirán los afectados más próximos, los que
viven en los barrios donde hay tanta gente, donde se produce tanto ruido y
donde no se puede descansar. Además, habrá mucha gente que respetando lo que
hagan en su intimidad, pueden sentirse incomodas con según qué comportamientos
en público, en la calle. No a todos, sobre todo a las personas mayores, les
gusta ver gente semidesnuda o con ropas inadecuadas para pasear o exhibirse en
la ciudad. Siempre he estado en contra de ciertas fiestas impuestas a los
demás, aunque sean parte de la más “sagrada” tradición de mi ciudad. Nunca he
entendido por qué se deben relajar las normas o las leyes para el divertimiento
de una minoría y, ¡ojo!, no me estoy refiriendo en concreto a las fiestas del
orgullo gay, sino a las fiestas locales habituales, anuales, que todos sufrimos
de alguna manera en nuestras localidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario