¿Cuándo en el Parlamento un
ponente de un grupo político expone una buena medida para la ciudadanía, por
qué es solo aplaudido por los suyos? No entiendo esta norma tan insolidaria y
revanchista, con la que se pierde de vista el verdadero sentido de la función
política… perseguir el bienestar de la gente, las mejores condiciones para
vivir lo mejor posible y el progreso generalizado de la gente y del país. Día
tras día, cada vez que el portavoz o el Secretario General de cualquier formación
política se manifiesta, lo hace en los términos de rivalidad electoral como si
de una carrera de velocidad por la consecución de votos, se tratase. Los partidos,
los votos, las caras visibles de cada partido, etc., han de hacerse a un lado
frente a los intereses de la población y a la búsqueda de las soluciones a los
problemas que afecta a la ciudadanía. Esto no parecen comprenderlo los
políticos, todos cometen el mismo error, todos se expresan para hablar de
ellos, del partido, de su revancha contra las otras fuerzas políticas que dicen
le hacen sombra, y de urnas y votos. Por lo demás no particularizan, no ahondan
en los problemas y no proponen soluciones reales. Hablan de parches para salir
del paso, pero no cogen el toro por los cuernos; o sea, no modifican casi nada…
las leyes no cambian porque tienen miedo de hacerlo. Algunos políticos si se
les escucha atentamente verán que no dicen nada, solo sueltan generalidades
bien pensadas que desea escuchar la gente; Susana Díaz, para mí, es un ejemplo
evidente de lo que quiero recoger en estas líneas. No obstante, los socialistas
a los que les gusta el mensaje bien sonante, las frases abiertas, amplias, que
alientan y suben el ánimo, aunque no haya dicho casi nada, en nada haya
profundizado y ninguna solución haya ofrecido; califican a Susana de “animal
político”. De nuevo un término que queda bien, de quien lo dicen parece que se
va a comer a todo el mundo, pero la evidencia es otra, ha sido otra… el triunfo
de Pedro no se lo esperaban toda esa gente que en tan buena estima tienen a
Susana.
La política de verdad va de otra
cosa… de hacer política, de hablar, de pactar y no dejar de anteponer a la
ciudadanía y sus problemas a todo lo demás. En ese “todo lo demás”, se meten
los conflictos internos de los partidos, las ansias de poder, el deseo de
algunos de saltarse la ley y hacer negocios, robar a la ciudadanía, prevaricar,
manipular, mentir, dar puestos de trabajo a dedo, beneficiar a amigos y
familiares, privatizar, maniatar a la justicia, dar nuestro dinero a los
bancos, etc. Para hacer las cosas de otro modo, hay que ser una persona
diferente con principios bien sedimentados sobre los que se ha de haber edificado
un ser honesto, honrado y libre. De cualquier otra manera, ellos están
secuestrados y, a su vez, ellos nos secuestran a nosotros con sus leyes
absurdamente intencionadas para el beneficio de unos pocos. Estamos lejos de
estar en una democracia que merezca pelear por ella, porque este sucedáneo de
democracia alberga a cantidad de sinvergüenzas y delincuentes de trajes y
aspecto “normalizado”, que resulta ser gente peligrosa y ladrona. En la
política actual hay ciertos individuos que son más guerrilleros, incluso a esos
les echo en falta ciertos mensajes lógicos que pronunciamos la gente de la
calle con frecuencia, es como si para ellos fuera tabú hablar de esas formas
tajantes que la gente de la calle ofrece como posible solución a muchos de los
problemas de la clase política desmadrada. Cuando la ciudadanía se expresa, por
ejemplo, en las redes sociales, algunos proponen soluciones que bien se podrían
contemplar para acabar con el cachondeo y la delincuencia, pero no entiendo cómo
es que no llega a los oídos de los políticos… estoy seguro que las conocen,
pero ellos siguen como ovejas sus programas, sus ideologías, y aunque alguien
abra las puertas del cielo, ellos siguen a lo suyo… sacar más votos que el de
enfrente.
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