Acabo de escuchar a una alcaldesa
socialista de una población catalana entrevistada por Pepa Bueno en la Ser, y
me ha llamado la atención que cuando le ha referido que un ex presidente de
Cataluña, el Sr. Montilla, iba a estar en el Senado, y si sabía qué iba a votar
sobre la aplicación o no del 155; contesta: “no sé qué es lo que votará el Sr.
Montilla, pero lo que sí puedo decir es que sea lo que sea que vote tiene todo
mi apoyo”. Justo antes se manifestaba como vienen haciéndolo los socialistas a
favor del 155 para que el gobierno catalán vuelva a la legalidad, ¿Y si
Montilla votara en contra?, ella acababa de decir que le apoya vote lo que vote…
esto no casa. Así son nuestros políticos, con personas como esta señora
alcaldesa no vamos ni a la esquina de la calle, es que no llegamos, no tiene
criterio, no sabe lo que dice, le vale el blanco y, también, le vale el negro,
sobretodo, le vale quedar bien con los viejos del partido, ¿en qué mundo vive
esta señora, a quién engaña, además de a ella misma?
Quizás esté siendo un poco duro,
pero es que ya estamos de gente falsa hasta donde dijimos. No podemos seguir
pagando gente inservible y mucho menos poner en sus manos cargos de poder,
porque como vemos son muy pelotas de los suyos, pero no sirven para hacer la “O”
con un canuto. Es normal, en este caso, tiene a un gran maestro de la ambigüedad
al frente del partido, el queridísimo Pedro Sánchez, que hoy dice una cosa y
mañana o dentro de un rato hace, justo, lo contrario. Este personaje nos tiene
a todos desconcertados, salió por la puerta de atrás, expulsado de la
secretaria general del partido, y media España lo vio como un acto ruin
propiciado por los viejos del partido… nos dolió, a pesar de no votarles. Este
hombre se rehízo, cogió la carretera y comenzó por su cuenta una campaña para
las primarias y tuvo las pelotas de ganarlas, dando un golpe de efecto
magistral, además de un bofetón a la candidata que presumía de haber conseguido
más avales y, por tanto, se arrogaba la victoria sin haberse desarrollado las
votaciones. Sin embargo, en el momento de la verdad, Pedro se alza con la
victoria y muchos españoles sentimos que se había hecho justicia y nos
alegramos mucho. Después vino la confesión de Pedro a Jordi Evole de que había
recibido presiones de medios de comunicación y ciertas empresas del IBEX para
que no pactara con PODEMOS y se pronunció en el sentido de que había que tener
un acercamiento con la formación morada para sacar a Rajoy del Gobierno. Abrió
las expectativas, fomentó la ilusión de la izquierda y, posteriormente, aunque
todavía no lo ha dicho, tienen que haber vuelto las amenazas que son las que
deben justificar los volantazos tan increíbles hacia el centro derecha y el
apoyo incondicional al PP, el olvido de sus funciones de oposición, el acuerdo
con el PP para traicionar, una vez más la esperanza de los españoles, y que no
se pueda interrogar en comisiones a los altos cargos del PP y del PSOE.
Pedro nos ha tomado el pelo a
todos los españoles, no digamos a sus votantes, a los que confiaron en él, su
imagen de socialista y de hombre de izquierdas se ha ido diluyendo o
difuminando, para convertirse en bastón necesario de Rajoy. Al socialismo le
hará falta un buen tiempo y muchas acciones en otro sentido para recobrar su
lugar a la izquierda.
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