Unos cuantos desde una trinchera
proyectan el mundo que a ellos les conviene y exigen obediencia. Toda la
población debe hacer lo que ellos esperan, sin sobresaltos, sin tumultos ni
protestas… esa es la sociedad ideal para los que ostentan el poder. Ajustan las
leyes para que la población quede bien estabulada y los límites de acción bien
demarcados, es entonces cuando todo está a su gusto. Generalmente, los del club
selecto son los ricos que se han hecho con el poder. Son ricos habiendo tomados
diversos caminos, muchos de ellos ilegales. No me estoy refiriendo a todos los
ricos, algunos lo son por herencia de sangre y de dinero, otros se lo curraron
por caminos más o menos oficiales, pero otros son auténticos contrabandistas,
narcotraficantes, mafiosos y gentes de mal.
Todo queda condicionado a nuestra
obediencia ciega, pues en el fondo no tenemos nada material. Le suplicamos
trabajo, también protección, queremos atenciones y servicios cuando los
necesitamos: sanitarios, carreteras e infraestructuras, colegios, institutos y
universidades, transportes públicos, servicios de limpieza, etc. Ellos ponen
todo esto al servicio del pueblo a cambio de que entre todos lo costeemos y de
nuestra obediencia. Si vamos alcanzando un nivel económico y de bienestar que
nos comienza a dar poder, hacen caer la economía, empeoran las condiciones
laborales, nos meten miedo en el cuerpo y, con todo ello, consiguen que
aceptemos sus reglas del juego y volvamos a ser obedientes.
Gobernar para algunos es mantener
al pueblo en esta senda de sometimiento a cambio de nada, porque todo lo
pagamos nosotros. No nos están regalando nada, a ellos mismos les pagamos
muchas horas que no trabajan para nosotros sino para sí mismos o para su
organización. Nos roban delante de nuestras narices, pero no nos han dejado una
fórmula por la que podamos cesarlo de inmediato cuando cometen delitos. Ellos
hacen la ley, y siempre se ha dicho: “el que hace la ley, hace la trampa”. La
impunidad es para ellos porque a los jueces los nombran ellos, son sus amigos,
cómo van a condenarles. Dejarán que pase el tiempo y que los delitos vayan
prescribiendo, es así como lo hacen. Los fiscales y los jueces aplican la ley
con severidad cuando se trata de uno de nosotros, para que aprendamos que no se
puede desobedecer los mandatos de los poderosos.
Gobernar para otros que son
soñadores como un servidor, es algo bien distinto. En primer lugar es conocer
las necesidades de la gente, los problemas que tienen y tratar de resolverlos.
Gobernar es hacer la mejor gestión con los recursos que se tienen. Gobernar es
ser capaz de dar las condiciones adecuadas para industrializar el país, al
punto que toda la ciudadanía tenga trabajo. Gobernar es hacer el país tan
próspero como se pueda para que todas las personas y las empresas ganen cuanto
más dinero mejor. Gobernar es incrementar el grado de bienestar y felicidad de
toda la población. Gobernar es saber redistribuir bien la riqueza del país y no
excluir a ningún sector de la población. Gobernar es ser justo, honesto y
equitativo. Gobernar es trabajar cada día teniendo en la mente a la gente.
Gobernar no es robar, no es ser un corrupto ni estar fuera de la ley que se le
exige cumplan los demás. Gobernar no es creerse por encima de los demás, es estar
involucrado en los asuntos de estos y convivir día a día con ellos. Gobernar es
obedecer los mandatos del pueblo y articular los mecanismos que nos lleven a la
consecución de esos mandatos. No gobiernan, forzosamente, los que ocupan
puestos en un gobierno… hay que saber gobernar.
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