martes, 3 de octubre de 2017

UN MIRÓ EN ESCRITO




Aumentan las temperaturas, no sabemos si nos dirigimos al otoño o a un nuevo verano. El sector de la hostelería se piensa en contratar a más personal y la gente ha cambiado el cartel de se alquila Julio y Agosto, por el de se alquila Noviembre y Diciembre. En los trabajos la gente pasa calor y comienza a pensar en pedir unas nuevas vacaciones, otros tratan de coger al jefe en las horas buenas y negocian una jubilación anticipada. Los nuevos coches están llenos de agujeros para que cuando circulen dejen pasar el aire del exterior, lo malo es cuando comiencen las lluvias que se pondrá la gente empapada. Son los coches del futuro porque se prevé no va a volver a llover jamás. Los pantanos se secan y se descubren construcciones antiguas que siempre estuvieron cubiertas por el agua. Esto es una total novedad y algunos la aprovechan para fotografiarse en tal calamitosa y espantosa situación de sequía. Los peces tuvieron que emigrar a zonas del Norte, pero no de España sino de Europa, donde todavía queda hielo por convertirse en agua y abastece a ríos y pantanos.
Hoy ha tocado escribir en abstracto, esto es como el pintor que coge sus pinceles y deja pintura en el lienzo sin ningún orden ni concierto. Pues hoy el artista hace un escrito abstracto, surrealista, si quieres. El agua del mar, debido a las altas temperaturas deja de ser salada y viene por oleadas… oleadas de zumo de piña, en la próxima oleada se presenta de color naranja y sabor a zumo de naranja, incluso, llegaron olas de sabor a tónica y a bebida isotónica Acuarius, que no me venía el nombre. La tierra se reseca y toma la apariencia y el sabor de pinchos de tortilla española y, con ello, se acaba el hambre en el mundo. También las altas temperaturas y el clima mágico hacen que los proyectiles al surcar el aire, se conviertan en bombones de chocolate y sean recibidos por la población atacada como un regalo de los dioses. Los coches no necesitan combustibles, circulan con el depósito de combustible abierto para que entre el tórrido aire que hace que el automóvil lo explosione y puedan circular permanentemente sin repostar… se alimentan mientras recorren los kilómetros. No hay agua en las casas, pero cuando abres los grifos se proyecta una energía, un rayo, que limpia, desinfecta y refresca. Así se lava, así se friega, así se limpia, así nos duchamos, poniéndonos debajo de ese rayo limpiador. La gente ya no compra detergentes, jabones o lejías, porque, sencillamente, no hacen falta como acabamos de ver. Si se abren todos los grifos de la casa se unen los rayos que se propagan de cada uno de ellos y se inunda toda la casa. El resultado es que en unos segundos todo el hogar está totalmente limpio, como si se hubiera realizado una limpieza en profundidad de suelos, paredes, techos, muebles, traseras de muebles y cuadros… ¡es algo sorprendente! Para colmo, las personas que se encuentren en sus inmediaciones se iluminan, se realizan espiritualmente gracias a ese rayo, se convierten en santidades. Esto es bestial, lo que está sucediendo en el mundo no tiene parangón.
Fíjense, el cambio climático ha sido la solución de todos nuestros males, no es el mal apocalíptico que nos habían dicho que era. Seguramente, para que no me encierren, debería concluir con el clásico: ahora suena el despertador y me doy cuenta que todo ha sido un sueño, pero cómo lo justifico si hace años que no pongo el despertador… me suelo despertar yo solito. Bueno, crean lo que les dé la real gana, porque ni yo sé de dónde vino todo esto. Tan solo entiendo que el mundo podría ser mucho mejor.

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