Veo un problema preocupante, que
el hombre es el que le complica la vida al hombre, una parte de la gente quiere
hacer obedecer a otra parte de la población para llegar a alcanzar sus
objetivos. Entre todos deberíamos hacer cosas, proyectar cosas, ejecutarlas
entre todos, ayudándonos, colaborando los unos con los otros, pero no hemos entendido,
en mi opinión, que podríamos avanzar más, alcanzar cotas mayores, llegar a ser
más felices, vivir sin tantas preocupaciones, sin tanto estrés, respetándonos más
y amándonos más.
Nos hemos quedado en lo meramente
superficial, vivimos en las ondas que describe la corriente de la vida, pero no
hemos profundizado ni creado un camino para que todos vivamos plenos. La
plenitud es posible, estar centrado también, ser feliz, vivir en paz, disfrutar
de cada acción, hablar lo justo, sonreír cuanto más mejor, amar mucho,
entregarse, ofrecer la mano a los demás, perdonar, acercarse a los demás,
olvidar lo pasado y mirar hacia adelante.
Nos hemos dejado clasificar: de
tal color, de tal bandera, de tal tierra, de tales siglas, y cuando lo hacemos
nos distanciamos de los demás que no piensan o sienten como nosotros. Debemos ser
los primeros en estar interesados en aprender un poco más cada día de cada
situación y de cada persona con la que nos relacionemos. La violencia o la
agresividad nunca aportan un estado interior bueno o correcto, tampoco lo hacen
la ira, el odio, el rencor, la crítica o la queja ni la negatividad. Debemos
estar por encima de esos aspectos menos deseables que en ocasiones nos envuelven
porque nos cogen distraídos. Estar atentos nos ayudará a dar respuestas
diferentes a cada circunstancia, no corramos, no huyamos, no temamos, no
reaccionemos… ocupémonos del asunto de que se trate y busquemos una solución,
que seguro la tendrá; siempre nos quedará el famoso dicho: “Si el problema
tiene solución para qué te vas a preocupar, y si no lo tiene para qué te vas a
preocupar”. No es cuestión de preocuparse sino de ocuparse, como decía antes.
Este escrito viene muy bien en
estos días en los que todos nos dejamos machacar los oídos con las noticias repetitivas
sobre el orden político. A veces hay que parar un poco, dejar de meter tanta
mierda dentro de nosotros, de nuestras mentes, se hace necesaria la limpieza,
el descanso y tratar de reencontrarse en medio de toda esta falacia que algunos
se han montado y nos sirven en bandeja de hojalata. Hay que parar, cerrar los
ojos, poner alguna música relajante y reposar, sentir, respirar, sin que nos
interrumpan las mentiras transportadas por el aire. Hay que invitar a los demás
para que paren, para que reflexionen o mediten, para que se desconecten y
comprueben que su vida no tiene nada que ver con lo que venden por ahí. Yo lo
hago escribiendo e invitándote a que te dediques un poco de tu tiempo, porque
estar contigo solo lo puedes hacer tú por ti. Sin ruidos, sin televisores ni
radios, sin nadie que te moleste, sin teléfonos que suenen, sin conversaciones
vacías ni whatsapps que te inciten a lo que no quieres hacer. ¡Qué mañana sea
el mejor día de tu vida!, buenas noches.
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