LA AMBIVALENCIA DE LOS QUE GOBIERNAN

De nuevo Madrid tiene que restringir el tráfico por sus calles más céntricas para luchar contra la contaminación producida por los vehículos. A pesar de ello se siguen vendiendo automóviles que expulsan humo por su tubo de escape, así nos entendemos. Si les digo de combustión interna, algunas personas pasarán por alto esa especificación. Aquí lo que importa es no contaminar y, sin embargo, no se pasa definitivamente a la comercialización de vehículos no contaminantes. El Gobierno se atribuye la libertad y el derecho para prohibirte el autoconsumo eléctrico, pero no se enfrenta a los constructores de vehículos y prohíbe la venta de coches que perjudican el medio ambiente y la salud de las personas. Esta es una ambivalencia que nadie, sensato, entiende. Así nos podemos llevar por los siglos de los siglos, a menos que una enfermedad o una catástrofe planetaria, lo impidan.

Hace unos días pudimos ver una prueba de vehículos solares, la Edición 2017 de la World Solar Challenge, celebrada en Australia, una prueba en la que tienen que recorrer 3000 Kms., exclusivamente para vehículos solares, nada de enchufes, que es el paso intermedio que nos quieren colocar, para que tengamos que seguir consumiendo energía eléctrica. Tecnología hay para que no tengamos que consumir combustibles fósiles ni contaminar, al menos, en el grado que se hace hoy en día. Son los Gobiernos los que están en la ambigüedad a la que antes me refería: quieren o dicen estar preocupados por la contaminación procedente de los coches, pero siguen permitiendo la venta de generadores de contaminación, ¿en qué quedamos? Este es un ejemplo más de que un mundo mejor es posible si no lo impidieran las decisiones interesadas de los políticos y dirigentes que mueven los hilos en el mundo. Estamos perdiendo el tiempo y no progresamos como debiéramos porque hay cantidad de gente torpedeando los avances, las investigaciones y aplicando una cantidad de burocracia a cualquier adelanto o mejora para retrasar su salida a la luz, su comercialización y su disfrute.

Nos merecemos una calidad de personas mejor, para poder llegar a vivir mejor. Nos merecemos mejores políticos, sobretodo, más valientes y decididos, que nunca pierdan de vista a la gente del país, y que tomen conciencia de que nuestras condiciones de vida no son las suyas: totalmente blindadas, favorables y llenas de privilegios. Hay gente que pasa hambre. Hay padres que no pueden comprar ropas o calzados nuevos a sus hijos. Hay mucha gente sin ingresos ni trabajo. De todo hago responsable a los que nos gobiernan, porque mientras haya cualquiera de esas situaciones y otras muchas que afecten a la población y no tengan solución, les culparé a ellos porque no estarán haciendo adecuadamente su trabajo. Las cosas no son tan difíciles de solucionar como nos hacen creer, sino que hay intereses que anteponen a nuestros problemas, por tanto, no hay voluntad política para solucionarlos. Es así, no dejen que le engañen, somos mayores y debemos pensar por nosotros mismos. No permitan que los políticos te sirvan, a través de los medios, mentiras envueltas en papel de regalo. La cobardía les impide enfrentarse a los bancos, a los inversores, a los empresarios, a ciertos defraudadores, a los dirigentes de las eléctricas, a los de las comunicaciones, etc., por cierto, empresas que fueron nacionales, del pueblo, del Estado, monopolios que nos obligaban a consumir a todos, como es la electricidad o el teléfono, super rentables y las privatizaron por los mismos intereses por los que entran en política la mitad de ellos. Los políticos así no nos sirven a nosotros, sirven al capital más despiadado. Las reglas del juego para ellos son esas, estar al lado de los que más tienen, trabajar para ellos, favorecer sus negocios y de eso ellos se llevan un buen pico. ¡No hay más!, esa gente al margen de esto, están vacías.