Si la política estuviera en manos
de hombres y mujeres honorables, honestos, íntegros, cuyo principal objetivo
fuera el pueblo y su bienestar, no nos robaran y se abstuvieran de hacer todos
los chanchullos que hacen, no tendríamos que estar hablando de la política ni
de los políticos con la frecuencia que lo hacemos.
Tenemos una cierta libertad que
está acotada por las normas o leyes que nuestros políticos adoptan, por eso nos
importa la política, porque ella está presente en el día a día, está trazando
un camino, nos dice lo que se puede o no hacer, lo que es legal y lo que no lo es.
Las personas nacemos libres, sin conocimiento de todo este tinglado, de todas
esas normas, o sea, que es algo artificial que se incorpora a nuestras vidas
conforme vamos siendo parte de esta sociedad, nos van “domesticando” (educando)
y vamos entrando por el ojo de la aguja. Ya sé que si no somos personas
realizadas, avanzadas, con conciencias expandidas, etc., no tenemos el nivel
suficiente para amar a los demás como a nosotros mismos y, es por ello, que no
le llegamos a respetar como se merecen, y no deseamos para ello lo mismo que
para nosotros o los nuestros. Es por ello, que hacemos distinción entre ellos y
nosotros o nuestras familias, sin ser capaces de amarles a todos por igual,
infinitamente, algo que solo podemos hacer si somos amor. Cuando estemos en ese
punto de evolución de nuestra conciencia, no harían falta los gobiernos ni
nadie que nos dicte normas para convivir en paz, porque el amor y la paz ya los
seríamos cada uno de nosotros. Esto cuesta comprenderlo si se está muy lejos,
muy perdido, distraído o disperso, pero cuando se crece interiormente se tiende
a ir y ser como digo.
Si comparamos todo eso con el
momento social y político, empezaremos a comprender cuan perdidos estamos.
Nadie nos habla de esto desde que nacemos, solo nos incorporan en un mundo
competitivo, donde parece que hay prisas por levantarse y andar, por hablar,
por aprender a leer, por aprobar los exámenes y los cursos, por no repetir, por
finalizar los estudios, por conseguir el mejor trabajo, por ganar más dinero,
por comprar el coche más grande, de mayor cilindrada o más lujoso. Hay prisas
por decirle a la sociedad quién crees ser y enseñarle tu estatus social. No se
estudia en toda la vida escolar o universitaria una asignatura para ser mejor
persona, para crecer interiormente, para elevar nuestras conciencias, etc., eso
no parece interesar a nuestros gobernantes, entre otras cosas porque ellos
mismos lo desconocen. Además, personas así, desarrolladas en el sentido que
vengo describiendo, rompen el sistema oscuro mafioso que han construido… es
imposible e incompatible, ni cabe en la mente ni en el corazón de las personas
que acrecientan su conciencia. Nunca la prioridad serían los negocios sino la
gente. No se harían diferenciaciones de clases porque todos somos iguales: la
energía de vida que nos asiste, y esa no se clasifica… es lo que es,
sencillamente, no hay más. Todas las demás complejidades son inventos de mentes
codiciosas, intranquilas o perturbadas de alguna manera. ¡Feliz domingo!
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