Si yo pudiera hacer un escrito
que concienciara a los dirigentes y despertaran a la verdad objetiva, no a su
verdad, no a lo que le han enseñado o impuesto, no a lo que hacen porque tienen
miedo de hacer algo diferente; se darían cuenta de que las demás personas son
como ellos, dicho de otra manera: que todos somos iguales y que algunos crean
sufrimientos a otros por ignorancia.
Esta existencia es maravillosa
cuando no se depende directamente del exterior porque se ha encontrado la
fuente de la felicidad en el interior. Entonces lo que emana del interior te da
paz, plenitud y felicidad. Te abres sin miedo y amas abiertamente a los demás.
Esa es la felicidad que llamo “porque sí”, la que existe por sí misma, sin
tener que hacer nada para que esté ahí presente cada día de nuestra existencia…
estás bien contigo mismo/a. Aceptas las cosas tal como vienen, las vives y las
trasciendes, no te quejas, no te enredas en ellas, no te complicas la
existencia sino que continúas viviendo, haciendo tu camino.
Algunas personas sabrán de que
estoy hablando, para otras muchas es una chaladura, para otros una tontería, un
sueño o una locura. Eso no tiene importancia, cada cual puede pensar lo que
quiera, yo sé de qué estoy hablando y los que lo hayan experimentado con
atención, estando presentes y conscientes, saben lo que digo. Lo contrario a
esto, en mi opinión, es vivir arrastrado por las circunstancias, en un humor
cambiante porque depende del exterior, de lo que te digan, de cómo te juzguen,
de lo que piensen otros. Te dejas influenciar y hasta manejar y vives la vida
de otro, no la tuya, porque no te atreves, sencillamente por eso, por cobardía.
Eres infeliz porque no haces lo que tienes que estar haciendo, sino lo que te
dijeron que hicieras. No gozas con lo que haces, te conformas y te reprimes por
miedo a cambiar, no te atreves a decidir qué hacer con tu vida. Escuchas
demasiado a los demás y te escuchas demasiado poco a ti, a tu ser interior, a
tu energía de vida inteligente, a tu maestro que es ella, no es nadie de fuera
o ajeno a ti. En algún momento es necesario un empujón de alguien para dejar el
lugar donde tenemos echado el ancla y poder tener otra visión de las cosas. Esa
inseguridad y movimiento es el que te puede aportar ver algo que desde tu
anquilosamiento no te permitías ver. A veces, el empujón es una vivencia
fuerte, una situación extraordinaria y ocasional. A veces, es un libro, un
texto que uno lee, una frase que uno escucha o una situación nueva y repentina
que te toca vivir. Cualquier cosa de las mencionadas te puede ayudar a
despertar, a darte cuenta de quién eres, a tomar conciencia del conjunto de la
humanidad, amarla y desear lo mejor para todos los seres vivos.
Hacen falta dirigentes que sean
personas así, cuyo mayor interés sean las personas, los animales, el medio
ambiente, preservar el Planeta, ayudar a los demás para que crezcan
interiormente y sean cada día más felices, y vivan con mayor plenitud. Aunque
parezca ficción, es totalmente posible. Las sociedades caminan en la dirección
opuesta, han dejado de centrarse en el ser humano para centrarse en el dinero y
la codicia de amasar cuanto más mejor. Hemos descuidado ese aspecto fundamental
de nuestras vidas, nuestro mundo interior, para vivir una vida insulsa, pobre,
rutinaria, sin color y sin amor.
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