Cada día está más cerca la jubilación, es como una liberación ganada a través de los años de sacrificio, de sometimiento a los dictados de los diversos jefes que he tenido, de los caprichos de algunos de ellos, de años de tiempo dado a labores que solo tenían el fin de poder llevar dinero a casa para seguir el paso regular de esta existencia consumista-capitalista. Todavía queda un buen trecho, faltan diez meses, pero no le quito la vista de encima, mi cuerpo ha cambiado, los dolores se acentúan ante tareas que requieran esfuerzo físico, es como si ya hubiera llegado el tiempo en el que solo me quiero dedicar a lo que me apetezca, a lo que me dé la gana, necesito el tiempo para mí, ser yo.
Ustedes no lo han podido saber, pero en este momento he interrumpido la escritura para coger cita con el SEPE, por haber terminado un contrato de trabajo con el SAS, y cada día he estado tratando de coger cita presencial para reanudar mis prestaciones por desempleo, y no había disponibilidad. Hoy lo he logrado, y os lo refiero, porque esto es lo que sucede, que hasta que no llegue el momento de la jubilación tengo que estar pendiente de las ofertas de empleo del SAE, de atender sus llamadas, de solicitar la demanda de empleo y las prestaciones cada vez que se finaliza un contrato, o de detenerlas cuando consigo un nuevo contrato. Ya estoy harto de andar con esta inquietud permanente, quiero estar tranquilo, que estoy trabajando desde que tenía dieciséis años y tengo más de sesenta y cinco.
Esta situación parecen obviarla los políticos que reclaman que debemos jubilarnos a los setenta años, incluso hay quienes recomiendan lo hagamos a los ochenta y, ¿por qué no cuando nos abran la caja para meternos dentro...? ¡Qué graciosos son esos vividores de lo público! Como llevan una vida tan cómoda, con pulserita de todo pagado y de llevarse cuanto quieren y más, mucho más de lo que les pertenece, sin importarles cuánto nos arruinan, cuánto nos empobrecen, de qué forma dejan tras sus legislaturas los servicios públicos, les da igual, que haya inversiones y gastos, que ya se llevarán por lo bajini todo cuanto puedan. Ya estoy harto, pero que muy harto de esos desalmados, caraduras y sinvergüenzas, que dicen estar ahí para representarnos y por vocación de servicio público. Están por puro negocio y por pura ansia de poder, como le sucede ahora a Pedro Sánchez, que está agarrado al sillón, mejor dicho, parece estar pegado con loctite, no hay quien le haga soltarlo por muy mala gestión que haga, y por las cientos de promesas e incoherencias que lleva en su haber. Esos no esperan a su edad de jubilación, se van, más bien son echados por acuerdos electorales, y se retiran jóvenes, como les sucede a todos los expresidentes, con pensión vitalicia, con guardaespaldas, choferes, secretaria, coche oficial, despacho privado, etc., y miles de privilegios más... ¡Vamos, igual que el resto de currantes de este país! Se van, y sigue el abuso.
Hemos dado todo cuanto tuvimos a la sociedad y tenemos derecho a retirarnos con una jubilación digna, que nos permita vivir aproximadamente como cuando estábamos en activo, es así como debiera ser, lo contrario vuelve a ser un engaño, una estafa. Y a una edad que podamos disfrutar unos años con mediana calidad de vida, ¿No les parece?
Seguiremos...
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