Imagen: lamenteesmaravillosa.com
No hay otra cosa que ocupe mi mente esta mañana que seguir soñando con una sociedad mejor para todos. No es un imposible, como así pueden pensar muchos, lo tenemos todo, bueno casi todo, porque los políticos no son los idóneos para cambiar el rumbo de los intereses perseguidos. Hoy todo es tan materialista que no se paran a plantear una sociedad más justa y digna para todos, siguen, como vemos, con sus diferencias y rencillas: el problema del independentismo catalán, los tiras y aflojas entre Comunidades, el encabezonamiento que envuelve el negocio de la invasión de inmigrantes ilegales, la corruptela de unos y otros, los dineros públicos regalados a diestro y siniestro, el circo de enfados entre partidos políticos, y la desconsideración hacia la ciudadanía española.
Ante todo esto y miles de cosas más que se quedan sin nombrar, yo sigo soñando con una sociedad y un país en el que se pueden hacer las cosas de un modo más justo, efectivo y eficiente. Estoy seguro de que tenemos la capacidad humana y mental para hacerlo, para lograrlo, solo falta la voluntad de trabajar para que sea posible. Los políticos deben dejar de someterse a los dictados de terceros, y si hiciera falta para conseguirlo salir de la OTAN y de la UE, hay que hacerlo, la soberanía del pueblo español no puede estar en manos de terceros que no pintan nada aquí, y sí imponen sus normas y condiciones para conseguir lo que a ellos interesa. Tampoco tiene sentido tener todo duplicado o triplicado, por no mencionar: diecisiete veces duplicado, habría que poner fin a las diecisiete autonomías, a ese modo de ETT de los políticos para abultar la contratación de los de cada partido que consigue alcanzar el poder. Cada uno que va llegando, va metiendo a los suyos, y de este modo tenemos unos gastos altísimos y una deuda pública astronómica. Aparte de proporcionar un trato desigual entre españoles, e impedimentos burocráticos entre Comunidades. Lo que hay que tener es un fenomenal gobierno que lleve España, pero con honestidad y persiguiendo los dos objetivos, que ya estoy harto de expresar, que son los que en mi opinión dan sentido a que depositemos nuestra confianza en los políticos: Conseguir y aumentar el bienestar de la gente, y hacer que el país progrese cada día más en todos los ámbitos o especialidades.
Ya te doy permiso, ya lo puedes decir, estoy acostumbrado a que me lo refieran en cualquier conversación... ¡Es una utopía!, ¡Vaya con la maldita utopía!, todo lo que la mente de algunos no alcanza a ver, o a contemplar como algo que se podría lograr con la actitud adecuada, es utopía. A mí déjenme soñar, y lo estaré reclamando hasta el final de mis días. Sé que podemos conseguirlo, que tenemos capacidad y las cualidades necesarias para ello. Se trata de perseverar en ese sentido, de depurar la mierda que muchos que han pasado por aquí y los que están, están dejando, a la vista y escondida. Se trata de organizarnos ampliando nuestra visión, nuestra conciencia, que quepan los demás, que nos importen los demás, que deseemos para ellos, igual que para nosotros, lo mejor. Que sintamos al otro, que le amemos, que nos unamos con los demás y les ayudemos. Es un cambio de principios puestos en marcha para el bien de todos, es un pensar en todos, no solo en nosotros mismos y en los nuestros. Justo desde ese momento todo cambiará.
Seguiremos...
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