domingo, 11 de agosto de 2013

DIALOGAR


Cuando vemos una tertulia televisiva se pone de manifiesto, en muchas ocasiones, ese comportamiento parcial, defensivo y subjetivo, que provoca la incomunicación. Desde ese mismo momento no hay humano que entienda nada, no hay forma de oír nada, todos hablan al mismo tiempo tratando de hacer prevalecer su opinión; el moderador se desgañita en su intento por controlar el orden de las respuestas, y allí no se calla nadie.
Muchas personas son así, tienen una comportamiento frente al dialogo, que hacen imposible llevar una conversación tranquila y respetuosa. Se mueven de reacción en reacción contra lo que opinen sus interlocutores, y esto hace imposible el dialogo, desembocando siempre en discusión.
Para dialogar hay que oír respetuosamente y atentamente a la otra persona, comprender que ese es su punto de vista, con el que podemos o no estar de acuerdo, y se puede debatir de forma ordenada, con respeto sobretodo, esperando que la otra persona concluya su exposición, argumentando con buen tono, pero intentando de comprender al otro, flexibilizando a veces, y preparado para abandonar en el momento en que se empieza a enquistar la conversación por falta de maleabilidad en la posición del otro.
Esto es más corriente de lo que suponemos porque hay personas con la arrogancia de creer que están en posesión de la verdad, otras que desestiman lo que piensan los demás, otras que solo dialogan defendiéndose, otras que siempre lo hacen atacando, etc., y así es tan difícil.
En una buena conversación, además de pasar un rato agradable, se aprende de las aportaciones de los demás, pero hay que estar dispuesto a aprender, y para ello hay que valorar lo que incorporan los otros, hay que mantener una actitud abierta, receptiva, de atención y hasta me atrevo a decir de agradecimiento por lo que recibimos. Creo que es la manera de poder mantener una buena conversación con cualquiera, sea cual sea el tema que se vaya a tratar.
No digamos ya, si se entran en temas que rocen lo personal, con esas personas que lo interpretan todo como si fuera dirigido a ellas, y que además tienen esa tendencia a defenderse, porque tal vez se consideran ellas más vulnerables, o se ven inferiores y hacen un esfuerzo ímprobo por salvar su cuello, es en estos casos donde me resulta más compleja la conversación, porque no hay dialogo, es imposible, se va de una reacción a otra, de una defensa a otra. Estas personas suben el tono hasta parecer agresivo, hacen daño cuando se expresan, y prefiero recular, dar un paso atrás y dejar la conversación, porque ya digo que no es tal.
Esas personas se mantienen en su pensamiento, es como si dejaran de ser ellas por admitir que tal vez no estaban en lo cierto, o bien, es como si fueran menos personas por rectificar, cuando siempre se ha dicho que hacerlo es de sabio. Con el debido respeto, les veo como personas tercas porque se atrincheran y no van ni hacia delante ni hacia atrás, y tratas de argumentar una nueva visión de la historia, pero no oyen siquiera, remarcan lo suyo una y otra vez. Van elevando el tono de su defensa pétrea, cambian el gesto, su cara refleja tensión y enfado, una mezcla que se traduce en agresividad, y se hace incomodo, muy incomodo seguir tratando de dialogar.

Ha quedado dicho para que nos haga reflexionar a todos la próxima vez que hablemos con un familiar nuestro, con un amigo, con un jefe, un compañero de estudios o trabajo, etc., espero que nos ayude a comprender mejor al otro, y a dialogar con mayor satisfacción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

CUALQUIER DÍA ES BUENO PARA MORIR

CUALQUIER DÍA ES BUENO PARA MORIR

Mis tres primeros libros

Mis tres primeros libros

SOMOS LA LOCOMOTORA DE LA CORRUPCIÓN DE LA UE

SOMOS LA LOCOMOTORA DE LA CORRUPCIÓN DE LA UE
Volumen 1, 2 y 3

NOVELAS CORTAS DE FICCIÓN

NOVELAS CORTAS DE FICCIÓN

CRÍTICA SOCIAL-POLÍTICA 2016

CRÍTICA SOCIAL-POLÍTICA 2016

TRABAJO INTERIOR

TRABAJO INTERIOR

UN POCO DE MÍ

UN POCO DE MÍ
Críticas y soluciones