jueves, 12 de septiembre de 2013

IMAGINACIÓN O NEUROSIS


Ayer vi una película americana, Asalto a la Casa Blanca, donde, una vez más, se pone de manifiesto el temor a ser invadidos, como se desprende de la repetición del tema en infinidad de films. En esta ocasión son invadidos por un grupo de terroristas, que como siempre es derrotado por un solo agente de seguridad, un exguardaespalda de la familia del Presidente, en su papel de héroe, que además logra salvar al Presidente, rehén de los terroristas koreanos.
La película no deja de ser una borrachera de disparos y explosiones, resuelta toda ella en un recinto que simula ser el interior de la Casa Blanca. Me parece un autentico rollazo de acción con un guión clásico y previsible, pero lo que me llama la atención, y quiero destacar es el miedo que debe sufrir la sociedad americana a ser destruida o controlada por fuerzas externas o ajenas, pues es motivo o contenido de un gran número de films.
¿Cuántas películas habrán visto ustedes, que contienen esos miedos, o bien, corrupción de senadores, policías, personal del FBI, etc.?, creo que son demasiados frecuentes estos argumentos, y deben corresponderse con aspectos reales de la sociedad americana. Lo que me hace entender que han de haberse fabricado muchos enemigos a lo largo de la historia, tal vez, como vemos, por meter las narices en casa de los demás, quizás no hayan actuado adecuadamente o sencillamente hay un gran número de ciudadanos americanos que sufren algún tipo de neurosis, porque de otro modo no se explica tal insistencia temática.
Empiezo a estar harto de la injerencia de los E.E.U.U. en todos los saraos, incluso donde no les invitan, y cuando no hay ningún acontecimiento, parece que se los inventan como las famosas armas de destrucción masiva de Irak. Creo que rivalizan en las zonas donde hay grandes cantidades de recursos energéticos, o allá donde pudieran tener algún tipo de interés, y si no hay conflicto se lo inventan provocando la desestabilización de la zona, vendiendo armas y erigiéndose en pacificador y protector de los menos poderosos; lo que resulta muy cuestionable y poco creíble.
Cada día creo menos en los países capitalistas que operan en el mundo sin corazón, aquellos que salvajemente imponen su ley, la del dinero, por encima de la misma vida de las personas. Cada día creo menos en las sociedades que se llaman a si mismas potencias del mundo, pero que no se dignan a erradicar los verdaderos problemas que sufre la humanidad: hambre, guerras, dolor, destrucción, falta de trabajo, falta de honestidad, discriminación, etc., porque el vil capitalismo se sirve de esta descompensación, de esta desgracia que sufre parte de la población del mundo mientras otra parte de ella derrocha por el aburrimiento, y unos pocos “hipnotizan” a este sector de población consumista, para que sigan consumiendo vertiginosamente y sin sentido, mientras sus beneficios se disparan, crecen sin parar, y les proporcionan más y más poder.
Las películas son ficciones pero el guión sale de la mente de los hombres, y son demasiados americanos que difunden la idea de que van a ser invadidos, y esto pone de manifiesto la intranquilidad interior con la que viven, y cuando a alguien le pasa esto en su vida es porque quizás ha cometido tanta maldad, que teme la represalia. Hay organismos como la O.N.U., que debe hacer bien su trabajo, sin presiones y sin corrupción ni favoritismos, lo que debe ser suficiente como para que se ponga fin al protagonismo de los E.E.U.U., que siempre está preparado para entrar en guerra. Los tiempos del western ha pasado, se supone estamos en el mundo civilizado con países con Estados de derecho y organizaciones como la nombrada anteriormente, para que velen por la seguridad y la paz en el mundo, haciendo uso de la ley. No hace falta que nadie venga a imponer la ley de las armas, ni hace falta que los ciudadanos tengamos que llevar armas para defendernos, somos personas preparadas, educadas, civilizadas en definitiva, es hora de arreglar los asuntos hablando, es hora de fomentar la educación, los principios y los valores humanos.

Hasta que los políticos no se den cuenta de que el camino es ese y no la vía del arrodillamiento ante los deshumanizados capitalistas, solo existirá pobreza porque a ellos les interesa, y por tanto miseria, dolor, descontento e infelicidad. Lo que es lo mismo, habrá un amplio camino hacia la destrucción. 

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