miércoles, 22 de julio de 2015

PROBLEMA: LA INMIGRACIÓN

                                         Imagen: www.periodistadigital.com


El Ministro de Interior, Sr. Fernández Díaz, compara el problema de la acogida de inmigrantes con una casa, cuyo tejado tiene goteras y, que la solución es repartir el agua que entra por toda la casa. Ni los inmigrantes son goteras, ni se puede tratar el tema con tanta insensibilidad y trivialidad. Ya se que ha querido decir que si la situación económica-laboral es mala, cómo se va a asegurar la subsistencia a las personas que lleguen. Pero, las cosas se pueden explicar de otro modo, aunque si tenemos esta situación es porque desde la transición no hemos tenido ningún Gobierno preocupado por el pleno empleo, ni han trabajado en serio para obtenerlo; sino que más bien han estado a las ordenes de los empresarios y banqueros, los cuales abogan por el desequilibrio y el paro estructural creciente, para que las condiciones de los contratos laborales favorezcan a los empresarios. Y esto se consigue cuando hay mucha gente queriendo y necesitando un puesto de trabajo, al mismo tiempo que escasean estos. Esta es la jodida verdad, ¿por qué no estamos a la altura de los países nórdicos, o de Alemania, de Suiza, etc.?
Yo estoy de acuerdo que la solución última al problema de la inmigración no es acoger a los inmigrantes, sino poner solución a los conflictos que acontecen en sus tierras de origen. Pero, ¿quién le pone el cascabel al gato?, ¿quién o quiénes ordenan a los dirigentes de aquellos países que terminen con la hambruna y las guerras, el terrorismo, etc., que asolan las tierras desde donde proceden los inmigrantes? Ahí está todo el problema, la gente emigra porque peligran sus vidas, bien porque pueden morir de hambre, bien porque sus países están envueltos en guerras o en acciones terroristas. Por tanto, la solución no es devolver a la gente a sus países, no es, tampoco, hacer una defensa férrea de las fronteras y, no es la solución acoger a las personas pero si es un acto humano ponerlos a salvo y repartir lo que haya con ellos.
Es que hay poco, dirán algunos, quizá sea verdad, pero si todos los que han Gobernado en el mundo durante cientos de años no han sido capaces de que todos seamos ricos, tan solo han permitido que lo sean unos pocos; algo ha fallado. Si no han sido capaces de que la riqueza se haya distribuido más homogéneamente, algo no se ha hecho bien y culpables habrá habido. Si llevan toda la vida reuniéndose, hipócritamente, en todas esas cumbres mundiales y las cosas siguen igual en muchos territorios del planeta, para poco han servido estas reuniones, al menos no para las cosas importantes que afectan a la mayoría de los ciudadanos. “De aquellos polvos, vienen estos lodos”.
Se vuelve a pasar otra legislatura, ya estamos a punto de que se cumplan otros cuatro años y no progresamos, estamos embarrancados, no crecemos industrialmente, ni tecnológicamente, ni el Gobierno establece un plan serio para la consecución del pleno empleo como medida urgente de primera necesidad, porque, una vez más, se lo impiden los que mandan: los empresarios, los banqueros y demás grupos inversores extranjeros. Entre todos dirigen este país y muchos otros.

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