domingo, 6 de septiembre de 2015

PERSONAS QUE LO PASAN MAL

                                                    Imagen:esoterismoyenergia.com



Algunas personas lo pasan mal y cuando les escucho recuerdo cómo es todo eso, comprendo qué les pasa. Muchos pasamos por cosas parecidas y, cuando lo vives durante varios años, aprendes que hay patrones más o menos sutiles, que has estado utilizando hasta llegar a meterte en el agujero. A partir de ese momento, ese comportamiento anti natural se manifiesta en forma de dolencia o enfermedad.
Yo me he hecho consciente de algunos de ellos y he aprendido a comportarme sin tener que utilizarlos de muletilla. Eso me ha evitado engañarme y engañar a otros. Los iré exponiendo tal como se me van ocurriendo y, lo hago por si puede ayudar a alguien.
Prisas o velocidad impuesta. Podemos ser nosotros mismos o terceros que nos traten de imponer una velocidad, para realizar las tareas, superior al ritmo en el que nos sentimos cómodos. Lo importante es hallar esa velocidad nuestra en la que disfrutamos. Cada vez que pueda haz lo mismo pero a cámara lenta.
Querer agradar. Actuar no siendo nosotros para agradar o quedar bien nos incomoda. Relaciónate con educación, con respeto y de una manera natural; como tú eres. Lo importante no es esperar la aprobación de nadie, sino ser tú. Esto no significa que nos volvamos rígidos e intransigentes. No está reñido con actuar con amor hacia el prójimo.
Querer hacer muchas cosas al mismo tiempo. Hay personas que llevan demasiadas cosas al mismo tiempo, están muy divididas, les falta tiempo y se estresan. Seguramente, no tengan la suficiente concentración en lo que hacen. Corren de una cosa a otra y, se sienten mal, porque siempre tienen demasiadas cosas pendientes. Lo importante es embarcarse en menos proyectos al mismo tiempo. Establecer un orden de prioridades.
No vivir lo que se ha de hacer en la vida. Esta tiene mucha guasa. Principalmente, porque muchos no sabemos qué tenemos que hacer. Hay que observar, hacia donde tiende uno a ir una y otra vez. Es como si la vida te llevara hacia algo que siempre se cruza en nuestras vidas. Es observar esas “casualidades”, que, tal vez, no nos atrevimos a poner en marcha. Ante el desconocimiento, debemos estar atentos para descubrirlo. Al menos, tengamos el valor de hacer aquello que queramos, lo que nos satisface. Lo que queremos probar y nunca nos atrevimos. No, lo que nos dijeron que hiciéramos los de alrededor.
Quejarse. Hay personas que se quejan por distintos motivos, pero uno de los principales es para llamar la atención de los que tenemos cerca. Están pidiendo atención, tal vez, una atención que creen no tuvieron en su infancia. La queja no va a ningún sitio, no sirve para nada y hace sentirse mal a la gente cercana. Cámbialo por expresiones como: “estoy mejor”, “seguro que estoy mejorando” o, como me gusta decir: “estoy bien y voy a estar mejor”. No te quedes en la queja, si no te gusta lo que hay, actúa y cambia.
Querer valerse de los demás. Esto es cercano a lo que dije en el apartado anterior. Se usan formas o triquiñuelas, de un modo más o menos consciente, para que los demás hagan ciertas cosas. Tratan de manipular a los que tienen alrededor. Simulan sentirse mal hasta que se somatizan en sus cuerpos y se hacen enfermos, con el único fin de que le echen cuenta y las cosas se hagan o sean como esa persona quiere. A veces, es un juego mental tan sutil que creen no tener nada que ver con ello.
Dar lástima. Hablan de sí como si fueran unos pobres diablos a los que la vida les ha tratado muy mal. No se dan cuenta de que es uno el que se deja caer al agujero cuando se presta a los “caprichos” de los otros. Nadie tiene poder para maltratarte si tú no quieres. Nadie puede hacerte daño, si tienes la valentía de jugártelo todo. Nadie puede contigo entonces. Hay que tener autoestima, tú vales mucho, ¡no te arruines a ti mismo!
Dejar que sea la cabeza la que mande. Hay que hacerlo hasta cierto punto. Hay funciones propias de la cabeza en colaboración con órganos, células o procesos complejos, pero para lo demás no debe tener autonomía más que cuando se lo requiramos. Ha de estar bajo control o mejor dicho, bajo observación y llegar a aprender cómo funciona, para pulir lo que sale impulsivamente. Hacernos más conscientes y más dueños y amigos de nuestra mente.
Forzarse en ser negativo. Muchas personas atraen lo negativo porque no salen de este estado. Por su boca salen, con frecuencia, palabras o expresiones negativas: no puedo, estoy fatal, va a salir mal, esto es lo peor, etc. Hay que hablar en positivo porque repercute que pensemos en positivo, atraigamos lo positivo, nos volvemos más positivos y las cosas comienzan a funcionar mejor. A través de ese cambio, nuestro comportamiento se torna más relajado, más confiado y nos sentiremos más sanos y alegres.
Exceso de rigidez. Hay personas excesivamente estrictas o rígidas. Demasiadas cuadriculadas y cerradas a las aportaciones del exterior. No aprenden, no quieren hacerlo, no se lo permiten y rechazan todo lo que no se corresponda con sus esquemas. Hay que estar más disponibles, más abiertos, más receptivos. Probar otras cosas y darse cuenta de que la rigidez es limitante y no les deja vivir plenamente.
Exigirse demasiado. Cada uno da de sí lo que es capaz de dar de sí, nadie es igual a otro. Dicho de otro modo, cada uno tiene sus capacidades y limitaciones. No podemos compararnos con los demás ni pretender alcanzar las mismas cosas. Unos sirven para unas cosas y otros para otras. Nadie es más que nadie sino diferente. Cada cuál tiene su propia creatividad y sus propias habilidades. Aprovecha las tuyas. Acepta los resultados y se positiv@, seguro que vas a mejorar. Afloja el pie del acelerador. Ámate.
Dar demasiada importancia a las cosas. Una vez leí algo que me grabé: “Todo tiene su importancia, pero nada tiene tanta importancia como para que te sientas mal”, podría añadir otra cita genial: “Si el problema tiene solución no te preocupes, y si el problema no tiene solución no te preocupes”. El mundo no se termina con este o aquel problemilla, ya sabes: “Ningún problema va a durar cien años, ni hay cuerpo que lo aguante”. Todo termina resolviéndose de algún modo y que te indispongas no va a apresurar su solución, sino todo lo contrario. La realidad es la que es y toca ocuparse del asunto, no preocuparse.
Hasta aquí unas pinceladas, que espero te puedan ayudar si eres de esas personas que se meten en el agujero de vez en cuando. ¡Suerte!, mantente atent@ y lo conseguirás.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

CUALQUIER DÍA ES BUENO PARA MORIR

CUALQUIER DÍA ES BUENO PARA MORIR

Mis tres primeros libros

Mis tres primeros libros

SOMOS LA LOCOMOTORA DE LA CORRUPCIÓN DE LA UE

SOMOS LA LOCOMOTORA DE LA CORRUPCIÓN DE LA UE
Volumen 1, 2 y 3

NOVELAS CORTAS DE FICCIÓN

NOVELAS CORTAS DE FICCIÓN

CRÍTICA SOCIAL-POLÍTICA 2016

CRÍTICA SOCIAL-POLÍTICA 2016

TRABAJO INTERIOR

TRABAJO INTERIOR

UN POCO DE MÍ

UN POCO DE MÍ
Críticas y soluciones