domingo, 7 de agosto de 2016

NO AGACHES LA CABEZA

                                                 Imagen: www.sindicatoandaluz.org


Podemos vivir la vida de dos maneras: Pasamos por ella sin hacer ruido y permitiendo que el rumbo sea el que impongan algunos, o peleas por la vida que a ti te merece la pena. Con la primera, vives con comodidad, dentro de tu zona de confort, no te complicas y ni te despeinas. La segunda, tiene otros sinsabores que tú no controlas, que surgen ocasionalmente o circunstancialmente, que están en muchas ocasiones bajo el control ajeno, pero es la lucha que te desarrolla y te puede aportar lo que pretendes.
La sociedad está apática, acobardada, acomodada y, al mismo tiempo, fragmentada y dispersa. De estas particularidades se benefician los que tratan de imponer un ritmo de intereses personales. Así está la sociedad, desunida y sin fuerza, porque nosotros no somos capaces de comprender lo que está sucediendo, cómo la gente que maneja el poder está jugando con nosotros, para lograr aprovecharse y servirse de nuestros esfuerzos, de nuestro trabajo, de nuestra nobleza o idiotez. Todos juntos somos invencibles para crear la sociedad que a nosotros más nos interese, pero para ello hay que unirse, acudir a las convocatorias, movilizarse, hacer oír las protestas contra lo que es injusto y no equitativo para la ciudadanía.
En casa estamos más cómodos, pero desde casa, cada uno de nosotros solos a lo más que llegamos es a protestar por las redes sociales, que está muy bien, pero hay que salir a la calle. Hay que ocupar las plazas y las calles, con orden, nadie dice que los problemas se tengan que arreglar con actos violentos, sino todo lo contrario. Los problemas se solucionan cuando hay un número importante de gente que exigen las cosas, y ese número desequilibra la balanza a favor de la  ciudadanía. Imaginad que la sociedad se moviera al unísono, y con esa fuerza pidiera modificar tal o cual ley, no tendría más remedio que cambiar la ley conforme es reclamada por la multitud que dice cómo quiere vivir. Nosotros somos la fuerza social, que en número suficiente no puede ser reprimida ni con mil leyes antimordazas, esto es así, pero a muchos nos han enseñado a no pelear por lo nuestro y así nos va.
Echo de menos una web en cada ciudad en la que se recojan todas las convocatorias a movilizaciones, protestas, huelgas, etc., de todos los gremios y sectores de la sociedad civil o laboral, para que estemos informados al día y nos echemos a las calles a apoyar la causa de que se trate. Hoy por ti y mañana por mí. La ciudadanía tiene que estar orquestada al margen de los Gobiernos, siempre que estos no atiendan nuestras peticiones o nos pongan trabas para negociarlas en los Parlamentos. Las condiciones de todo lo que tenga que suceder en la sociedad, en una ciudad o en España, las han de establecer la ciudadanía, no los que dicen ser nuestros representantes, pero que deciden lo que los bancos quieren o les imponen. No lo que los empresarios quieren y les imponen, o los intereses propios de los políticos (que no nos representan), dictan.
Nosotros nos merecemos la sociedad que nos atrevamos a soñar, si la imaginamos, es posible, tan solo tenemos que luchar por ella y, para ello, debemos unirnos, ahí está la clave de todo, fíjense que sencillo es dar la vuelta a la tortilla. Ten inquietud, no te conformes, pelea, movilízate, exige lo que quieres y crees es justo.

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