viernes, 7 de diciembre de 2018

LA FIESTA EN HONOR DE LOS EMÉRITOS

                                                           Imagen: www.cope.es

Cuarenta años de Constitución, una hazaña para algunos, un homenaje a sus padres para otros, un conclave de autoridades que no han sido capaces de erradicar el desempleo, la herramienta prioritaria para la ciudadanía, es el bien más necesario para todos, desempeñar unas tareas y tener una compensación económica para poder vivir, comer y pagar. Mucha Constitución…, papel mojado cuando los poderosos han decidido saltársela, sin consecuencias penales y con la desconsideración de no dimitir. Mucha Constitución…, pero a su sombra o bajo su cobijo delinquir por todo el territorio español y a toda la población nacional ha sido posible, corrupción a todo tren. Mucha Constitución para proclamar que todos somos iguales ante la ley, menos cuando saca los pies del plato alguien de la casa real, que entre otras cosas se le dijo que era inviolable, a todos los demás si nos puede hacer “tan vil acción”; ese es el todos somos igual ante la ley, según un artículo de la carta magna, como han convenido denominarla los más cursis del reino. Con la Constitución se ha dado la doctrina Botín para indultar antes que fuera condenado a un banquero que estafó a Hacienda. Bajo la Constitución, la misma que celebra esa gente vestida de largo, se hizo una amnistía que resultó anti constitucional para arrodillarse ante los estafadores y defraudadores fiscales; fue anti constitucional pero no sucedió nada, desembocó en el perdón de los delincuentes del dinero y de los políticos delincuentes, hay que llamarles así, porque el que se salta la ley es un infractor, y si beneficia a chorizos, digo yo que es otro chorizo, ¿no? Al cobijo de la Constitución nos traicionaron los que firmaron en contra del bienestar del pueblo, aquel art. 135 que aseguraba el pago de la deuda pública por encima de cualquier otra necesidad que tuviera la población española. También amparados en la Constitución y su no independencia judicial se produjeron miles de casos de corrupción: Gürtel, Púnica, EREs de Andalucía, Cursos de formación para parados, Tarjetas Black, las preferentes, etc., y no pasa nada, los políticos pasan de refilón por la cárcel, es un entrar y salir para volver a ocupar un cargo en la Administración pública; o sea, que un delincuente de lo público, se incorpora de nuevo a gestionar algo público… ¡es incomprensible!, pero sucede. La Constitución que celebran todas esas autoridades da cabida a todo este despropósito.
Tenemos una ley electoral injusta, donde no todos los votos valen lo mismo ni a todos los partidos políticos le cuesta el mismo número de votos obtener un diputado; esto también tiene cabida, de hecho es así elección tras elección. Tenemos una Constitución donde la crisis creada por banqueros y políticos metidos a banqueros, nos supuso miles de millones de euros de nuestros bolsillos y muchos miles de puestos de trabajo, no se condenaron a los responsables incluidas las cabezas visibles del Banco de España, los Ministros y su Presidente estaban a lo suyo, metiendo la mano como mejor podían, en lugar de estar velando por el bienestar de las personas… todo esto la Constitución, que tanto están celebrando, lo permitió y muchos no quieren cambiarla, seguramente porque son del mismo palo, la falta de honestidad les puede, así que están celebrando que tenemos una ley suprema que da amparo a todos estos desmanes. Los políticos viejos cuando hablan de su “criatura”, lo hacen como si fuera su tesoro, como si hubieran descubierto la solución para el cáncer, pero los hechos dicen otra cosa, esta Constitución es mejorable y necesita una inspección técnica, el edificio está en una situación crítica por mucho que lo agasajen. La ley no puede ser que, en momentos complicados, solo sea seria cuando dicta sanciones y amenazas contra las acciones ciudadanas (Ley mordaza), al tiempo que abre una autopista de escape contra las autoridades que se corrompen, hay mucho por hacer pero falta la voluntad política para hacerlo. Los políticos no se atreven a radiografiarse, no son valientes, ninguno reconoce que las duplicidades generan gastos innecesarios, y no lo hacen porque las duplicidades aseguran miles de puestos de trabajo para los suyos, son sus Empresas de Trabajo Temporal (E.T.T.) privadas. ¿Para qué queremos las autonomías si no pueden contradecir la Constitución y, esta a su vez, se debe a lo que dicte Europa?, todo está encorsetado, pero hay diecisiete gobiernos, cientos de consejeros, cientos de asesores, etc., todo multiplicado por diecisiete, miles de millones de euros dando vueltas, millones de euros que no se controlan, millones de funcionarios que gozan del placer de tener una plaza de trabajo para toda la vida, con jefes que pasan de todo, sin control drástico de su producción y de las horas de absentismo de sus mesas, etc. Hay mucho de esto en la Administración pública, piques de reloj justificando estar en el trabajo, pero es tiempo que se emplea para repartir a los niños en los colegios, ir a desayunar dos o tres veces, hacer la compra o perderse caminando por la ciudad. Los que trabajan en la Administración pública y las empresas públicas lo saben, saben que tiene compañeros y compañeras así, que se implican poco o nada y que sus jefes lo ven como lo hacen ellos o ellas, pero nadie se mete en nada como si el dinero que soltamos todos no doliera, como si no se estuviera malgastando… ¡es una vergüenza! Pues todo ocurre bajo esta magnífica Constitución.

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