viernes, 18 de enero de 2019

CUANDO UN PROFESOR SE ATREVE A HABLAR

                                                     Imagen: Blog Grupo Método

Hay veces que un profesor se atreve a hablar a sus alumnos, y compartir con ellos que el sistema falla, que no controla la calidad de la enseñanza ni los resultados que se obtienen. La Administración no exige unos resultados, no se obliga a los padres de alumnos que pasan por las clases para charlar, chatear con sus móviles y suspender, a pagar la ocupación de una plaza en un curso. Las plazas del alumnado nos cuestan el dinero a todos y, según indica el profesor, no hay derecho a que los alumnos sigan creyendo que estar hoy en una clase de un centro escolar público, es algo gratis, que no se paga. Claro que cuesta dinero, cada curso cuesta miles de euros impartirlo, hay en juego: salario de los profesores, de los bedeles, del servicio de limpieza, del mantenimiento del edificio y las instalaciones, hay material consumible que se gasta a diario y hay que reponerlo. Hay equipos que se averían y hay que arreglarlos, hay suministro eléctrico, telefónico, de agua, que también se deben atender.
Entre todos y todas pagamos los servicios públicos, entre ellos la educación, la formación de los jóvenes y de todas aquellas personas que desean emprender la aventura de aprender. A pesar de ello, no hay conciencia de que matricularse no es gratis, asistir cada día no es gratis y que hay personas que solicitan matricularse para estudiar y no consiguen acceder a la educación pública por falta de plazas; por este motivo, los que puedan acceder deben cumplir con su obligación de aprender, formarse y, por tanto, aprobar… ¡sí!, aprobar, se tiene, como alumno, la obligación de aprobar, no solo de pasear los libros y los cuadernos. Cuando una persona no aprueba, la Administración tiene la obligación de investigar si existe algún motivo por el que el alumno no avanza y no aprueba. Los responsables del fracaso escolar deben abonar la parte alícuota del gasto correspondiente a esa plaza escolar desaprovechada. Que son los padres los responsables… ¡a pagar! Que es el alumno… ¡a pagar!, y como no tiene dinero en este momento, le deberá una cantidad a la Administración pública, algún día tendrá trabajo, entonces pagará, se le retendrá parte de su salario para ir cancelando la deuda contraída por irresponsabilidad.
Asimismo, la Administración debe exigir calidad en el método empleado por el docente, debe evaluar regularmente al profesor, no solo por los aprobados, porque si es así, el profesor con subir la nota de sus alumnos tiene solucionado el asunto… todos le aprueban… ¡qué bueno es el profesor! La Administración cada trimestre o cada mes, debe hacer una prueba de nivel a cada clase, de esta forma comprueba el nivel real del alumnado, y la calidad de la enseñanza del profesor. Si el alumno no trabaja contrae una deuda a la vez que cede su plaza a otro alumno o alumna interesada en estudiar. Si el profesor no alcanza el nivel mínimo exigido, tiene que ser amonestado y a la segunda… a la calle, no todos los que se aseguran un trabajo de por vida mediante unas oposiciones valen para ello.
Cuando escuchas a un profesor hablando en estos términos te da mucho que pensar, y te deja ver que hay mucho por hacer. No obstante, ese profesor reconoció que es antipopular entre los mismos profesores, proponer que sean evaluados con regularidad y, mucho menos, que se les exija calidad en su trabajo.

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