martes, 24 de marzo de 2020

COMO FORREST GUMP

Resultado de imagen de forest gump

                                    Imagen: updatemexico.com
Ya lo dijo el personaje interpretado por Tom Hanks: “La  vida es como una caja de bombones, nunca sabes qué te va a tocar”. Ahora se nos ha venido encima, provocado o casualmente, algo que nunca se sabrá, toda esta historia de drama y desasosiego con la que nos han cambiado el paso a casi todos los ciudadanos del mundo. Nos han dicho que cada uno a su casa y el coronavirus a la de todos, cuando antes lo que se decía es: Cada uno en su casa y Dios en la de todos. Quisiera, sin herir, hacer una pregunta a los fervorosos creyentes: Cómo explican que el todopoderoso permita tal drama de sufrimiento y muerte para la población mundial. Seguramente, echarán mano de la explicación religiosa de toda la vida: por el sufrimiento se purifica el alma o se eleva el ser humano… ¡venga a autoflagelarse!, hagámonos daño, convirtámonos en masoquistas, a ver si nos elevamos de una vez por todas y dejamos toda esta miseria de intereses y maldad allá abajo. Abramos los ojos y démonos cuenta de que estamos solos con nosotros mismos, que ante los grandes problemas no hay baritas mágicas, no hay mano divina que nos salve milagrosamente, estamos cada uno con sus circunstancias como dijo Ortega y Gasset. Que te coge mejor, pues tira para delante, continúa, de lo contrario todo se empeora, te ataca el bicho y no tiene las suficientes armas naturales de tu cuerpo para combatirlo y, quizás, te mueras, cogiste el bombón envenenado, te tocó. Tal vez la palman todos aquellos que hasta ahora se pasaban la vida diciendo: de algo hay que morir. Pronunciaban dicha frase para permitirse todos los placeres que se les antojaban, aunque fueran nefastos para su salud. Esto no es gratuito, lo digo porque los médicos dicen que haber cuidado el cuerpo es fundamental a la hora de que este luche contra el bichito.
Espero que el bichito se aburra de nosotros y nos deje tranquilos para no tener que seguir eligiendo qué bombón nos comemos, así evitaremos coger los que están rellenos de cicuta. Además, espero lo haga pronto para que no haya criaturas que tengan que seguir haciendo maratones en los pisos, primero por el mareo que debe suponer recorrer cuarenta y dos kilómetros en el salón dando vueltas a la mesa central y, segundo, por lo que supone los millares de zancadas en el piso de abajo a sus vecinos… ¡hala, ya está nuestro vecino entrenando o huyendo de los virus!
Quiero que el bichito se harte y podamos volver a la normalidad de nuestras rutinas laborales, de paseos por las calles y de bicis y patinetes a los carriles destinados para ellos. Me gustarán menos los coches, los embotellamientos, las prisas, la tensión de las maniobras peligrosas que hacen algunos y, por supuesto, lo que menos me gustará es volver a respirar aire viciado, lleno de monóxido de carbono y otras sustancias nocivas. Quiero que volvamos a la normalidad para evitar que más gente pierda su empleo, pues antes de esta epidemia aún no habíamos conseguido trabajar todos los que queríamos hacerlo… ahora menos, ahora es más complicado. Pero, claro, lo que yo quiera no tiene importancia en un mundo que cuatro se lo han apropiado y dicen cómo hay que hacer las cosas, al menos sitúan el límite por debajo y por encima, a lo demás es a lo que le llamamos libertad de acción, al movernos entre aquellos límites fijados por los poderosos.
Si el bichito procede o surgió de la pobreza extrema, de la inmundicia o de ese mundo en el que no se puede vivir, al menos espero que sea una lección que no olvidemos para que tengamos presente al resto de los habitantes de la tierra y no marginemos a ninguno. Que sepamos que debemos caminar todos, más o menos, en unas condiciones dignas de vida para que no vuelva a suceder, para que no nos ocasionemos lo que no teníamos. Espero que cuando remontemos, pongamos entre todos los medios para que esa marginación evite alimentarse de manera que ponga a toda la humanidad en peligro, si es que esto procede de comer tal o cual animal no comestible o no inspeccionado por autoridades sanitarias. Aportemos de una vez por todas: maquinaria, técnicas y ayuda a los más desfavorecidos. Inventemos un mundo en el que podamos vivir todos muy bien, seamos felices y vivamos con lo necesario. Si hace falta, acabemos con los dineros, el dinero no es imprescindible, solo el compromiso por la humanidad de seguir haciendo cada uno lo que hace hasta ahora como aportación al bienestar general, para que se siga fabricando, produciendo, recolectando, etc. de todo y con nuestra colaboración en el sistema, podamos tener, comedidamente, todo lo que nos haga falta. Un mundo así es posible, en mi mente lo es, nadie sale perdiendo, todos salimos ganando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

CUALQUIER DÍA ES BUENO PARA MORIR

CUALQUIER DÍA ES BUENO PARA MORIR

Mis tres primeros libros

Mis tres primeros libros

SOMOS LA LOCOMOTORA DE LA CORRUPCIÓN DE LA UE

SOMOS LA LOCOMOTORA DE LA CORRUPCIÓN DE LA UE
Volumen 1, 2 y 3

NOVELAS CORTAS DE FICCIÓN

NOVELAS CORTAS DE FICCIÓN

CRÍTICA SOCIAL-POLÍTICA 2016

CRÍTICA SOCIAL-POLÍTICA 2016

TRABAJO INTERIOR

TRABAJO INTERIOR

UN POCO DE MÍ

UN POCO DE MÍ
Críticas y soluciones