lunes, 23 de marzo de 2020

INCERTIDUMBRE

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                                                   Imagen: www.elcorreogallego.es
El Presidente del Gobierno, con cara triste e impotencia, propone que la medida de confinamiento se alargue otros quince días, algo que deben aprobar en el Congreso, verdaderamente esto me preocupa, se ve que esto del mal provocado por el virus va en serio a nivel de repercusión física e, indudablemente, a nivel laboral, productivo, económico, etc. ¿Un virus nuevo sale de la nada?, aunque ahora qué más da de dónde provenga, ya está entre nosotros, con nosotros y parece que deseoso de reproducirse y contagiar cuanto más mejor. ¿Es esta la excusa perfecta para que todos los gobernantes mundiales entiendan que no se puede ignorar a otras zonas deprimidas del mundo, si es que este virus es producto de la insalubridad de esas partes del Planeta. O caminamos todos, o en una de estas, si no es en esta, nos vamos todos a hacer puñetas.
Tengo mucha inquietud, en primer lugar por la salud de todos y, en segundo lugar, por el trabajo de todos, ¿qué va a suceder, quiénes nos van a pagar si no se puede trabajar para evitar los contagios masivos? Los gobiernos tendrán algún remanente, que según nos han hecho ver en los últimos años, no debe ser muy abultado. El BCE es alimentado por esos mismos gobiernos, así que de dónde demonios va a salir el dinero que hará falta para que todos podamos comer diariamente, fíjense que solo menciono algo tan básico e imprescindible como es alimentarnos, no voy más allá, ¿qué vamos a inventar?
Hay gente muy positiva que dice que esto en pocas semanas está pasado y el ritmo volverá, en pocos días, a ser el que era. Yo creo, sin querer ser pesimista, que un país, que se para o queda a ralentí, es una estructura tan compleja que echarle a andar y que vuelva a coger su velocidad de crucero es cuestión de tiempo, tal vez demasiado tiempo para aquellos que se van quedando descolgados del pelotón, haciendo un símil ciclista. Todos vamos enterándonos a diario de gente próxima o familiares que han quedado en casa de momento sin conocer, porque nadie les ha dicho nada, qué va a suceder con su puesto de trabajo, con su salario, con su forma de vivir y hacer frente a sus deudas. Por otro lado, hay otros que están en una situación semejante tras haberles incluido sus empresas en los famosos ERTEs (Regulación temporal de empleo) De momento van a sus casas, antes se decía a la calle, pero como ahora tampoco se puede ocupar la calle por las buenas, diremos a sus casas, al confinamiento forzoso y, llamémosle, solidario. Unos a dar vueltas por el piso, otros a ver la tele todo el maldito día, otros aprovechan para leer, hacer gimnasia y muchos para hacer llamadas por el DUO a media familia, al menos se ven todos o casi todos y se oyen como pueden, porque si hablan varios al mismo tiempo, algo muy normal, se ríen pero no se enteran de nada o casi de nada…, bueno, una forma de pasar el tiempo. Otros estudian y muchos otros se aburren hasta que llegan las ocho de la tarde para aplaudir a los médicos, enfermeros, auxiliares, limpiadoras, etc., de los hospitales que están arriesgando sus vidas para ayudar a otros a que las mantengan.
Los que tenemos un jardín salimos a pasear por él, nos da el sol y el aire, aunque nuestro perro no entiende qué sucede y nos da vueltas, animoso, como si le fuéramos a sacar a dar un paseo por la urbanización como hacíamos antes de esta normativa de estar metidos en nuestros domicilios. Voy de una punta a otra de la parcela, voy y vuelvo, el perro no se despega, vaya a ser que en uno de aquellos giros me dé por abrir la puerta trasera y nos vayamos a caminar, él debe estar pensando que va a ocurrir en cada llegada a las proximidades de la citada puerta. Hemos salido muchas veces por ella y el perro lo sabe, así que se imagina que aquella vuelta será la definitiva para escapar libremente y dar unas carreras, pero se confunde y permanece como yo confinado en la propiedad.
Esta situación nos debiera enseñar a todos que para sobrevivir debemos idear un sistema social global, ya que está tan de moda la palabreja, que cuide del bienestar general, y en el que tengamos cabida todos, que se preocupe por la felicidad de todos, por la buena salud de todos, por el empleo de todos, por apoyarnos, respetarnos y colaborar todos con todos…, esta es una buena ocasión para cambiar el rumbo egoísta y avaricioso de algunos. La primera oportunidad para demostrar que hemos cambiado la van a tener los que vienen diciendo que van a sacar una vacuna contra el bicho, a ver qué plantean, qué precio ponen a la vida de los demás, cuánto les importan los otros.

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