martes, 28 de abril de 2020

EL AVAL DEL GOBIERNO

Las pymes y autónomos del sector cultural se podrán acoger a la ...

                                              Imagen: www.abc.es
El capitalismo se pronuncia y, una vez más, quiere el aval del Gobierno. En estos momentos críticos, económicamente hablando, para los pequeños empresarios, algunos empiezan a alzar la voz para que sea el Gobierno el garante de los créditos que las entidades bancarias concedan a aquellos. Una vez más preparan la trampa para que la banca, como en el juego, nunca pierda, vamos, que ni arriesgue siquiera. ¿Por qué el Gobierno ha de ser el avalista de todas las operaciones que se celebren entre particulares y sociedades capitalistas, como son los bancos? La banca, de nuevo, prepara una emboscada para poder salir de esta crisis echando la culpa a unos y otros, pero cobrando seguro del dinero de todos nosotros. ¡Ya está bien!, cuántas veces nos van a tomar el pelo, ¿no les bastó con la anterior crisis, en la que se la compusieron para ser los rescatados en lugar de la población pobre?
Si transformaran la sociedad, y nos convirtiéramos en esa sociedad por mí imaginada, que he esbozado en otras ocasiones, todo sería diferente, a nadie le costaría dinero ninguna crisis, ni trabajar, ni emplear, ni vivir…, todo, todo, se compensa con la colaboración con el sistema…, ya sé, según ustedes, comunista, aunque yo no menciono color alguno, sino un sentir humano que sea capaz de englobarnos a todos, de beneficiarnos a todos, y que verdaderamente no deje a nadie atrás. No como solemos escuchar de los actuales y los anteriores gobernantes. Ellos repiten que trabajan para que nadie se quede atrás, pero saben que los dejan a propósito, que su régimen, su sistema, sus leyes no protegen con eficacia a esos que van quedando marginados en esta sociedad capitalista y moderna.
El turismo empuja y todos los presidentes de Comunidades Autónomas ponen el grito en el cielo para que no se pierda la temporada de turismo. El negocio, el dinero, los empleos, el beneficio, seguir siendo los camareros del resto de Europa, les preocupa demasiado, tanto como para exponer la vida de los españoles o contagiar a los que vengan, o que ellos nos contagien, ¡qué más les da!, el dinero por delante. Yo les digo: ¡cambien de sistema!, ¡atrévanse, cobardes!, que son eso, unos cobardes sin piedad, pero con dinero, estamos en manos del capital dando forma a un sistema mal diseñado, al menos para los intereses de la ciudadanía corriente. El confinamiento se ha acabado, porque puede más el taco de billetes que la salud de la población y preservarnos de ser contagiados… ¡eso se ha finalizado!, veréis como en unos días, pongamos por ejemplo, un par de semanas, todo se convierte en fiesta en las calles, aglomeraciones de peatones, embotellamientos de coches, furgonetas y camiones. Las gentes que puedan y las vuelvan a admitir… a sus trabajos, y las que no al paro. El Congreso se volverá a poner hasta la bandera, así como los campos de fútbol, las terrazas de los bares, y volverán los ratones y las cucarachas a tener vida bajo las tarimas de los establecimientos a los que les falte un punto de limpieza. Volveremos a lo mismo de siempre, pero con una justificación imperturbable, que será esgrimida por todos los cargos… ¡la pandemia! Esa es la responsable de todo lo que ha sucedido y suceda.
¿A dónde iremos a parar con gente tan rígida, con sistemas tan fácticos y facciosos al mismo tiempo? Para mí setenta, para usted dos o nada… ¡depende!, depende de la moral del cargo, por lo general escasa. Aquí se hace lo que a mí me salga de mis santos c…, decretos van y decretos vienen. Lo hace el que está y lo hizo el anterior en la estafa y traición cometidas contra toda la población española. Un sistema sin dinero, donde todos trabajemos para el sistema, para la comunidad, para el interés general del pueblo, es la única forma de romper los esquemas macabros del capitalismo despiadado. Es la forma de que podamos vivir todos dignamente, de que todos tengamos cabida, de que se acabe la competencia y se inicie la colaboración, la cooperación, los avances y el progreso, porque no pierden el tiempo, sino que se apoyan todos en todos y el objetivo se alcanza con más facilidad, pues serán muchos más los que estén empujando en la misma dirección, no como ahora. ¿Hay algo más denigrante y descarado con significado de revanchismo y lucha por el poder?, que se puede apreciar desde el mismo momento en que se conocen los resultados de unas votaciones, uno es el ganador, el poder, los otros son la oposición, los que ponen palos en la rueda del carro, ¿por qué no son los que están ahí para ayudar a los primeros a conseguir el bienestar de la población. Ese sentido parece indigno de los políticos, ellos mismos cuando se mencionan a sí mismos, lo hacen diciendo: somos la oposición, somos el primer partido de la oposición… ¡esa es la mentalidad de la clase revanchista y política existente!, y lo peor de todo es que se sienten orgullosos de decirlo y serlo.

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