sábado, 19 de diciembre de 2020

UNA VEZ MÁS SE ACERCA LA NAVIDAD

 Aglomeración en Madrid en encendido de luces de Navidad | Actualidad.es

                            Imagen: www.actualidad.es  HAY COSAS QUE NO SE ENTIENDEN

Quedan pocos días para que la gente se exalte, levanten las copas, almuercen o cenen en familia, vuelvan a cantar villancicos, pero eso sí, en grupos reducidos según dicen las autoridades. Estas Navidades hay un invitado inevitable rondando las aglomeraciones, condicionando nuestras vidas, amenazándonos, aunque muchos insensatos se hayan adelantado al toque de panderetas y ya estén celebrando fiestas multitudinarias.

Este año va a terminar de un modo nada habitual, sin aglomeraciones en las calles, con celebraciones en las que se controlan los aforos, con normas, a veces, absurdas, en las que se juega con la mayor o menor posibilidad de que se propague el contagio, dependiendo del número de personas que  coincidan en un lugar determinado. Es un intento matemático por salvar las ventas, las consumiciones, las celebraciones de todo tipo, etc. Es una intentona por satisfacer las necesidades de todos, pero ya se sabe que eso es imposible, sobre todo si acecha el bicho para clavarnos el colmillo y mandarnos al hospital.

No hay espíritu navideño, aunque muchos se esfuercen por colocar más luces que en años anteriores, estamos preocupados, llevamos meses portando las molestas mascarillas, evitando acercarnos a los demás, dejando de abrazar y besar a nuestros amigos, amigas y familiares… ¡no estamos bien!, esto no estaba en los planes de casi nadie, y los que siempre están manejando bichitos de estos con ideas bélicas, podrían meterse las manitas en los bolsillos, por no expresar otro sitio malsonante.

Tal como he venido repitiendo en escritos anteriores, nadie se hace responsable de esta aparición dramática del bicho. Es mejor dar una explicación que contente o apacigüe al personal… ¡Se escapó!, nadie quería infectar al mundo entero, nadie quería quebrar la economía mundial, nadie quería tener que sacar una vacuna a toda prisa, y nadie quería ganar unos pocos miles de millones o billones, o que sus acciones se dispararan en bolsa… ¡todo ha sido una casualidad!

El caso es que ante la pasividad de todos los gobernantes mundiales y de todas las organizaciones que comen del dinero de todos los ciudadanos que contribuimos con la fiscalidad de nuestros países, los culpables, los responsables se van de rositas, el caso queda impune, nadie les investiga y nadie les castiga. Los perdedores somos los de siempre, la vida nos la joroban a nosotros, los puestos de trabajo los perdemos nosotros, el endeudamiento creciente para nosotros, el confinamiento para nosotros, y el ensayo clínico masivo con la vacuna apresurada, como si fuéramos ratones de laboratorio, lo quieren hacer con nosotros.

¿Qué más nos puede suceder este año, que roben las campanas, que no haya uvas, que éstas estén infectadas, que se origine un terremoto…? Entretanto, los políticos a lo suyo, a marear las cifras, a jugar con ellas y a dar órdenes de qué hacer con éstas… ¡quitan muertos, bajan infectados, se prolongan las horas de apertura de los negocios, suben cifras de infectados y ocupación de UCIs, nos confinan, recortan la movilidad, etc.! Juegan con los números como quieren, ¡nadie los va comprobar! Y la transparencia, como sabemos por otros asuntos, brilla por su ausencia. Llegados a este punto, aprovecho para volver a reclamar del Gobierno que cumpla lo que Pedro Sánchez tantas veces prometió: “Cuando llegue al gobierno haré pública la lista de los 700 defraudadores al fisco”. Este es un botón de muestra de la transparencia y la lucha contra la corrupción del gobierno de Sánchez. En ese agujero Sánchez se metió solito, sin que nadie le empujara, él lo prometió y él nos engañó. Todos los que ocupan el Gobierno silencian ese papelito o papelote con nombres y apellidos de gente que han tratado no ser igual ante la ley, contradiciendo los artículos de la Constitución y de la ley fiscal por la que se rige este país. Por tanto, al no hacer públicos a los culpables y no exigir justicia contra sus delitos, el Gobierno se convierte en cómplice de esos mangantes y delincuentes, por estar dándoles cobertura, impidiendo su exposición a la justicia. Con esta transparencia yo no puedo confiar en el tejemaneje que se traen con las cifras que ofrecen con respecto a la pandemia. A pesar de todo lo dicho, les deseo SALUD Y FELICES FIESTAS.

 

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