La gente quiere sentirse libre, y
si irremediablemente hay que tener un ente que gobierne, lo que resulta
equivalente a que mande o dirija, es para que atienda las peticiones de la
gente, no para que vaya a su bola e imponga lo que le venga en ganas. Lamentablemente
tenemos que hablar de los de arriba y de los de abajo, los unos mandan y los
otros obedecen, los unos se conceden privilegios puesto que fijan sus prebendas
y demás ingresos, así como sus márgenes de acción; los otros obedecen, se
someten a las normas justas o, muchas veces, injustas, que los de arriba
deciden tienen que cumplir los de abajo. Las leyes y los decretos se publican
para que todos, los de arriba y los de abajo los tengan que cumplir, pero
sucede que los de arriba tienen el ancho del embudo y los jueces no les atacan,
incluso hemos podido ver como la figura del fiscal, la persona que debiera
acusar, puede llegar a convertirse en abogado defensor de algún que otro
personaje relevante de la vida política o pública del país.
Hemos visto a los de arriba
cometer casi a diario actos deshonestos con lo que es de todos, nos han estado
insultando, nos han ninguneado, nos han robado, se han burlado de todo el
mundo, incluidas las propias instituciones, de la justicia, de todo, y podemos
comprobar que la impunidad es la moneda de cambio para el despecho, la sinvergonzonería
y la indecencia de los de arriba. En este país no pasa nada a los malhechores
de la clase alta, no así al que roba una bicicleta, o se encuentra una tarjeta
de crédito y compra unos yogures y pañales para sus hijos. En este país se
puede robar en un cargo público y seguir en la vida política en el grupo mixto,
o retirarse de la vida política y retornar a la plaza de funcionario público…,
un chorizo del que no nos podemos fiar, que vuelve a un puesto público y a
cobrar de todos nosotros, ¿dónde se ve esto? – En ningún lugar del mundo más
que en España – Spain is different, este era el título de un libro de inglés
que tuve en mis años escolares… ¡qué razón tenía!
La gente está muy harta de tener
a los descerebrados que tenemos por gobernantes. La gente está hasta donde dijimos
de gente con la cara de hormigón armado. Nadie desea tener arriba a gente que
se permita a sí misma robar, que consienta dar nuestro dinero a los bancos o cajas.
Nadie quiere seguir manteniendo a malhechores en el poder, que arropan a otros malhechores
y que secuestra a la justicia del país. Nadie quiere a un Gobierno que permite
que los usureros banqueros roben a la gente con las preferentes, las clausulas
suelos y no hagan nada para que les sean devueltos los dineros a las víctimas,
sino que tiene que intervenir Europa en defensa nuestra porque los inútiles y sinvergüenzas
gobernantes viven arrastrándose bajo los poderes financieros y empresariales.
Nadie quiere tener gente arriba que fomente la privatización de los servicios
públicos para beneficiar a sus amigos y conocidos. Nadie quiere que le
gobiernen, pero si han de hacerlo porque no conocemos un mejor modo de marchar
como sociedad, sí queremos que lo haga gente honesta. Esto lo tenemos muy
claro.
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