¡Qué aburrimiento!, ¿ustedes ven
normal que haya que conducir mirando constantemente el velocímetro, para saber
si vamos excediendo el límite de velocidad señalado para el tramo por el que
circulamos? Debo de ser más torpe que el resto de los mortales, pero ya desde
hace mucho tiempo, y si el propósito no fuera recaudar, pensé en un sistema de
comunicación entre una pieza instalada en los vehículos y otra en cada una de
las señales de tráfico, para que obligara al coche a ajustarse a la velocidad
máxima permitida, y en cualquier caso, a una velocidad inferior, nunca
superior. ¡Problema resuelto!
No puedes ir al volante y retirar
la vista de la carretera constantemente, además de la intranquilidad que te
produce no conocer la velocidad a la que circulas. Hay tecnología como para que
todos podamos vivir mejor y más seguros, pero se niegan a aplicarla por
capricho de los fabricantes de automóviles, estoy seguro de ello. Quitarle
libertad a la conducción y limitar la velocidad, restringiría muchísimo la
venta de vehículos de gama alta, ¿para qué?, si todos tendríamos que circular a
la par. Algunos pensarán: ¡Qué ridículo se ve un Audi 8, un Porsche, un
Mercedes deportivo de gama alta, todos ellos detrás de cualquier utilitario,
sin poder rebasarle, respetando electrónicamente el límite de velocidad!
¿Cuántos accidentes se pueden
evitar con un sistema electrónico de comunicaciones, en el que interaccionen
las señales de tráfico con los vehículos?, pero claro, esto anula la
exclusividad, el ser admirado por el poder que significa ser diferente, tener
más y mostrarlo a los demás. Todo lo que nos lleve a igualarnos es tachado de
absurdo, inservible y nada viable. Los de arriba no lo quieren, aún recuerdo
una anécdota protagonizada por uno de los jefes de una gran fábrica de cervezas,
en la que trabajaba mi padre. Correrían los años cincuenta y pocas personas
podían permitirse tener coche propio, por supuesto, ellos sí podían y presumían
de ello. Algunos empleados con mucho esfuerzo habían logrado adquirir un
seiscientos, nada equiparable a los coches de alta gama y gran cilindrada de
esos jefes. Un día se quejaba algunos de los empleados del precio del
combustible, a lo que añadió el jefe protagonista de la anécdota: “¡Ojalá costará el litro de gasolina 5000
pesetas!, aclarando que lo decía porque solo les permitiría circular a los
cuatro adinerados; esa es la conciencia de esos poderosos.
Volviendo al tema de hoy, control
de velocidad sin afán recaudatorio y sin hacernos esclavos del velocímetro,
amén de la tensión de mantener el pie con la misma o aproximada presión para
que la velocidad no se dispare y circulemos por encima de los límites
permitidos. Si excedemos la velocidad, mejor que vayamos sonriendo todo el
tiempo para salir guapos en la foto, además de rascarnos el bolsillo y perder
los correspondientes puntos. Siempre todas las medidas recaen contra la
ciudadanía, parece que somos nosotros los únicos responsables de todo lo que
suceda en esta p… sociedad. Los que dictan las normas van en la Vespa sin casco
y borracho, o van en Vespa de un lado para otro cuando por los delitos que han
cometido tendrían que estar en la cárcel desde hace algunos años… ¡ah!, pero
esos son del partido, y a los del partido se les consienten todas las fechorías
que quieran cometer. Ellos pueden estar fuera de la ley, el Presi, mejor dicho,
el Padrino, les respalda y manda en muchos de los jueces; lo cual asegura la
total impunidad para el clan mafioso. ¡Viva España y los ciudadanos que eligen
a su alcalde…!
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