La vida tiene fecha de caducidad,
así que no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. No retrases las cosas por
resolver, porque comen energía en forma de preocupaciones y miedos. No tengas
miedo a enfrentar todas las situaciones que se te presenten. Nada es malo en
sí, sino que es una circunstancia diferente, quizá algo que no esperabas. Una
amiga mía decía: Nadie se come a nadie,
ni nadie cabe por la boca de nadie. Hay que ser valiente para afrontar la
vida tal como viene, y hay que ser positivo/a para que lo que atraiga sea,
igualmente, positivo. Hasta la muerte tiene su aspecto positivo, cuántas veces
hemos oído, la pobre o el pobre ya descansó. Lo estaba pasando tan mal que lo
mejor que podía pasarle es que se muriera, o sea, la muerte fue un recurso, una
salida para aliviarle, para terminar con su sufrimiento. En cualquier caso, si
los órganos no pueden más, fallan y la persona muere, había una explicación o
justificación, al fin y al cabo, la muerte es una parte de la vida, es una
transformación, una deslocalización de la identidad.
Como la vida caduca… disfruta, se
tú, atrévete con tus proyectos, escribe el libro de tu vida, haz lo que te
plazca si estás dispuesto/a a hacerte responsable de las consecuencias que
pueda traer tu forma de vida. Pero si es así… adelante, tienes toda tu vida
para ser tú y no lo que otros quieren que seas, pobre o rico, pero que seas tú.
Que tu vida la hayas diseñado y pensado tú, no nadie por ti. Tu vida te
corresponde solo a ti y a nadie más, es diferente que tú la quieras compartir
con otros, que tu generosidad alcance a otros y entregues parte de tu tiempo a
ayudar a otros; pero que esa sea una elección libre y no sujeta a ninguna clase
de miedos o imposiciones. Hay mucha manipulación sutil a nuestro alrededor y debemos
estar atentos/as a percibirla, y con el mismo descaro que otros te echan el
muerto encima, debemos nosotros/as de sacudirnos esas obligaciones gratuitas o
endosadas. Si no lo siente nuestro corazón, lo mejor es mostrar quienes somos,
así no engañamos a los demás y tampoco nos engañamos nosotros. Hay que ser
valiente para actuar de este modo, para falsedad ya tenemos el teatro social.
La gente es muy falsa, muy manipuladora y muy interesada, cada cual va a su
avío. La generosidad, la bondad, la solidaridad, amar a los demás, respetarles y
pretender lo mejor para ellos; todos estos aspectos obedecen a un orden de
valores superiores a los que hoy se están dando en nuestra sociedad.
En el fondo de mí, supongo, como
en el de muchísimas personas, es posible imaginar un mundo diferente, un orden
de prioridades que nada o poco tiene que ver con el establecido actualmente.
Quizás somos soñadores, así nos tachan muchas personas, pero no nos pueden
desprender de algo que vemos tan factible de conseguir. Se puede realizar,
tenemos capacidad para vivir espléndidamente, podemos pensar la sociedad que
nos dé la gana, hay tecnología suficiente para que sea una realidad, existen
los medios humanos, técnicos y materiales; falta la voluntad de alcanzarla. Los
intereses de unos pocos están frenando el desarrollo y el progreso de la
humanidad. Esos mismos no se han dado cuenta que sus vidas, también, tienen fecha de caducidad.
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