Hay un dicho popular que dice: Cuando en Marzo mayea, en Mayo marcea.
Lo que quiere decir es que cuando en Marzo hace un tiempo más propio del mes de
Mayo, en Mayo va a hacer un tiempo más propio de Marzo. No obstante, eso está
por ver, de momento vivimos un tiempo propio de primavera con temperaturas
altas, árboles y plantas brotando, algunos en flor, unas tardes fabulosas que
invitan al paseo y unos mediodías en los que una cerveza fresquita o un vaso de
gazpacho, se apetecen. Por las noches ya comienza a sobrar el edredón, o bien
te tienes que acostar ligerito de ropas, por no decir cómo mejor se duerme,
puesto que ustedes todos lo saben.
Cuando despiertas, es una alegría
asomarse a la ventana del dormitorio y levantar la persiana, el día está claro,
hay luz y los pájaros no dejan de cantar tratando de enamorar a sus parejas, revoletean
de árbol en árbol, juegan persiguiéndose y cortejándose; hay vida en los
jardines de las casas. Las golondrinas hace días que han vuelto al nido que aún
se conserva, sobre la puerta, desde el pasado año. Dicen que las golondrinas
vuelven años tras año en busca de los nidos que hicieron y donde sacaron sus
últimas polladas, y es así, vienen de nuevo por ese impulso irresistible de la
naturaleza para aparearse, hacer su puesta de huevos y criar nuevos polluelos.
El reloj biológico de la naturaleza no se para sino todo lo contrario, parece
que camina con todo su vigor, las plantas están más verdes que otros años o, al
menos, a mí me lo parece. Los árboles podados comienzan a mostrar sus brotes,
nuevas ramitas nacen de los muñones que les produjeron sus antiguas ramas
cortadas, ¿dónde se queda a la espera toda esa energía que ahora se empieza a
manifestar?
A los hombres las mujeres nos
parecen aún más bellas, son preciosas, y supongo que a las mujeres les debemos
parecer lo mismo los hombres. Es el magnífico tiempo, casi primaveral, que
despierta la libido, y es cuando hay que coger las riendas para no desbocar y
seguir el que sería el impulso animal que también llevamos dentro. Y no se
puede seguir hablando de algo que todos sentimos, porque hemos inventado la
sociedad del absurdo y la represión, de modo que hablar de esto o manifestar la
belleza que los hombres vemos en las mujeres, puede ser tachado de machista y
cosas por el estilo, así que mejor silenciar, observar y disfrutar. Todos nos
lo perdemos, pero hemos preferido que sea así.
Los animales no entienden de esto
sino que siguen el pulso de la naturaleza, los humanos tenemos un cerebro que nos
forzamos en hacer diferente al de los animales. Nos ponemos por encima de
ellos, y debe ser que ese estar por encima nos tiene que dar ese grado de
complejidad en el vivir: despertador, horarios, trabajo, pérdida de libertad,
declaración de la renta, impuestos, represión, preocupaciones, etc. De momento
este es el círculo vicioso en el que estamos inmersos y el que nos limita,
además de nuestros propios miedos, la verdadera frontera mental que nos
paraliza.
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