Llegó el cambio horario, la gente
entraba alegre a trabajar, a esa hora había amanecido y ya no recordaba a
cuando las personas trabajan de sol a sol, así que había que hacer algo para
quitarle a la gente esa mentalidad de alegría, que los empresarios leen como
festiva. Había que volver a tener trabajadores mustios entrando por la puerta
para que piensen y se concentren en el trabajo, en lugar de que hagan planes
para el ocio, que es a lo que invitan los días tan alegres, la luz, el sol,
esos días tan espléndidos, no a encerrarse dentro de unas instalaciones para
currar. Nos han vendido, como un nuevo engaño, otro más, que es lo que
acostumbran nuestros políticos, que el cambio horario es para ahorrar
electricidad y es mentira, ese no es el fin, con el horario anterior se
consumía menos electricidad, toda la jornada era a plena luz del día, ahora
vuelves a entrar anochecido y debes encender las luces, antes no tenías que
hacerlo, ¿esto de qué va?
Lo digo por la gente que escucha
los telediarios y se lo toma todo al pie de la letra. Hay que pensar por uno
mismo y descubrir la gran mentira en la que nos hacen vivir esos ciudadanos y
ciudadanas que alcanzan el techo del poder nacional, desde el cual se
distancian de la población todo cuanto les es posible… y vaya si lo consiguen.
Se alejan tanto que nos pierden de vista, de tal manera que nuestros problemas
no existen para ellos, solo hablan de partido, problemas de poder en el
partido, primarias, ganar al adversario político, conseguir la presidencia, y
mientras hacen todo eso se olvidan de la gente y de sus problemas: el
desempleo, los desahucios, la pobreza, las familias sin ingresos, el bajo y
obsoleto sistema educativo, el lamentable estado de industrialización de
nuestro país, etc.
Ya hemos visto lo que hay, y esto
no tiene vuelta atrás. Si quieren que lo que pensamos cambie, serán ellos los
que tengan que hacer otras cosas y convencernos de que han cambiado de bando y
se han aproximado a nosotros. Nos hemos llevado demasiados palos, nos han
culpado de la crisis, nos han engañado demasiadas veces, han incumplido
continuamente sus promesas electorales; así es imposible creerles. Todo este
asunto de la electricidad, los cambios horarios, etc., tienen un factor
psicológico añadido… que la ciudadanía vuelva a recibir una orden de arriba y
tengamos que someternos, agachar la cabeza y acatar el mandato, ¿no se dan
cuenta? Es una maniobra, por la cual, dicta una orden el señor feudal, y los
vasallos, o ciervos, no tienen más remedio que acogerse a ella y cumplirla.
Seguimos viviendo en la edad media, aunque el sistema se enmascara de
modernidad para poder seguir actuando subrepticiamente. Esta forma es la que le
vale al órgano de poder para estar presente en la vida de las personas, y para
que estas, a su vez, no pierdan la costumbre de obedecer. Lo que más temen los
gobiernos son las revueltas, les va fatal la desobediencia civil, no desean ser
contrariados ni en los parlamentos, siempre pelean por la mayoría absoluta,
porque les gusta el ordeno y mando, no les agrada consensuar nada democráticamente.
Solo lo hacen cuando están en minoría parlamentaria, pero lo evitan cada vez
que pueden con los pactos, que como vemos conllevan muchos cambios de chaquetas,
claro, “lo hacen por el bien de España”. Lo dejo aquí porque llegado a este
extremo me entra la risa.
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