De cuando en cuando hablo con
algunas personas que siempre me preguntan: ¿por qué no intentas entrar en un
partido político?, en definitiva, que por qué no me busco la forma de vivir de
la política… me lo han dicho varias veces, tras una conversación, criticar lo
que hay y proponer soluciones, claro, desde mi punto de vista. Yo no tengo
ninguna intención de hacerlo, no estoy dispuesto a defender unos colores y
tener como principal objetivo atacar a los que tienen otra ideología, o a
rivalizar con el objetivo de ser más votado. Todo eso es superfluo, a la
sociedad no le hace falta seguir perdiendo el tiempo, a la sociedad le hace
falta una gestión de verdad, encaminada hacia el progreso con el consenso de
toda la ciudadanía. Nadie se puede negar a vivir mejor, en un medio cada día
más favorable, más evolucionado, más industrializado, donde se gane más dinero,
donde todos trabajemos, donde todos podamos gastar más, veréis como se sale de
la mal llamada crisis en un abrir y cerrar de ojos. Pero si lo que hacen es
traicionar a la gente, legislar en su contra, ahogarles cada día más, crear una
sociedad cada día más pobre y miserable, donde los problemas se multiplican;
así nadie se siente feliz, no hay alegría, no se tiene dinero, se trabaja a
desgana, se rinde menos y la economía del país hace agua. Esto no lo ven todos
esos que alzan las voces para que se trabaje más y se gane menos, ni tampoco
todos aquellos que no hacen nada por remediar los problemas que aquejan a la
sociedad, como: desempleo, pobreza, marginación, falta de educación y respeto,
individualismo o egoísmo, etc., todas esas peculiaridades o falta de valores,
en algunos casos, que están fomentando los que no saben dirigir ni gestionar,
aunque sí que aprendieron rápido a apropiarse de lo que no es suyo sino de
todos.
Yo me pregunto: ¿qué nos ha
traído hasta aquí?, sinceramente, no lo entiendo. Hay una rivalidad, allá en lo
alto, porque pareciera que guardan cierta distancia con el resto de los
mortales, en la que solo dejan entrever su egoísmo, sus ansias de poder, su
prepotencia, una falta de respeto imponente y una falta de vocación de servicio
absoluta. No hay políticos de verdad, hay poca gente auténtica que se aprovecha
de un sistema amañado cometiendo cuantos delitos se les antoja. Hay falta total
de compromiso con el progreso y el bienestar general, no digamos con el futuro
de los jóvenes, que ya se encaminan muchos para los cuarenta años, están
preparados, son licenciados muchos de ellos y continúan viviendo con sus padres
porque no hallan la forma de independizarse, y siguen sin conseguir un trabajo
estable, no tienen ingresos, o no son los suficientes como para permitirse
salir del nido. ¿Qué futuro están procurando los políticos actuales para las
generaciones venideras? Se va a producir una interrupción, se ha cortado la
línea ascendente, aquella en la que las generaciones siguientes vivían un poco
mejor que las anteriores. Ese punto de ruptura representa una involución
degenerativa del comportamiento de los que han tenido poder para legislar en este
país y en el mundo, porque todos siguen, aproximadamente, el mismo patrón de
pobreza y debacle. ¿Quiénes marcan estas directrices de destrucción,
infelicidad y explotación del ser humano?, por supuesto, unos malnacidos que se
deben creer por encima del bien y del mal, o que nunca van a morir, pero se
equivocan… en la agenda de la guadaña están ustedes también.
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