Yo sigo soñando, vaya por delante para que nadie venga con el tópico de la utopía. Estoy convencido desde el punto en el que estoy anclado o desfasado, llámenlo como quieran, que una sociedad en la que no haya la necesidad de manejar dinero es posible, totalmente posible. El dinero ha demostrado que es la perdición, nos lleva al abismo, todo marcha alrededor del mismo, por él hay quien mata y quien se muere. Por él se explota sin piedad a otros, por él el mundo se ha convertido en un lugar de competición feroz, a veces de tristeza, de pobreza y riqueza, pero en clara desproporción, mientras hay una minoría rica, existe una mayoría pobre. Todos vamos detrás del dinero como medio de vida, como pollos sin cabeza, haciendo todo lo necesario para llevar dinero a nuestros hogares. Por el dinero nos comparamos en base a cómo vestimos, al vehículo que poseemos, a la vivienda que tenemos, al aspecto más o menos elegante de todo lo que nos rodea, a los hábitos que tenemos o con la gente con la que nos reunimos, etc. Esta vida para muchos vacía, solo se llena con dinero, y por dinero se intervienen países, se invaden, se esclavizan personas, se matan personas, se quitan de en medio. Se realizan los actos más crueles y despiadados por el dinero. Se venden sustancias nocivas que matan, sin importar nada sus consecuencias, porque es un negocio millonario, multimillonario. Se venden armas, se envenenan alimentos, se contamina y todo se puede hacer si pones dinero sobre la mesa. El mundo gira alrededor del puñetero dinero.
Si la fuerza humana está ahí, y todos los elementos materiales y maquinarias, también, ¿díganme por qué no puede ser posible vivir haciendo lo mismo que venimos haciendo todos, y que todo lo que fabriquemos o hagamos sea para beneficio y disfrute de todos? Lo único es que no hay dinero que apuntar en un ordenador de una entidad bancaria, ni dinero físico que pase de una mano a otra. Sería otra organización social, comunal, laboral, vecinal o Institucional, si quieren, distinta. Tampoco trueque, porque entonces estamos en las mismas, solo que hemos cambiado las monedas y los billetes por objetos, no se trata de eso, sino de fomentar la voluntad de colaborar con el sistema que es de todos para conseguir vivir dignamente todos. Además, al colaborar todos durante toda la vida, tal vez no hiciera falta dedicar a la colaboración más que dos horas al día. No hay nada por lo que competir con las demás personas, la gente sí puede dedicarse a su verdadera vocación, nadie se prepararía para lo que no le gusta porque tal o cual materia sí tiene salida en el entorno laboral, todos tenemos cabida en una sociedad como la que sueño.
Retomando lo que decía, si todos colaboramos, incluso las personas mayores, que pueden hacer tareas más ligeras, quizás solo revisar con la vista, dar paso a personas, informar de algo, o transmitir su experiencia a otros, es por lo que digo que tendríamos que colaborar mucho menos tiempo de lo que es hoy una jornada de trabajo. Todos tendríamos una tarjeta magnética que tendríamos que pasar en los centros donde colaboremos, tanto a la llegada como a la salida para justificar nuestra colaboración, y eso nos daría derecho en los centros comerciales para llevar los productos que necesitáramos. Se haría un estudio de lo que realmente es necesario y se ajustaría la fabricación a ello, sin lujos y con una variedad menor, así en todo lo que se fabricase o construyese. Podría ser hermoso, ese sí que es un principio de igualdad y respeto hacia todos, y donde nadie se nos debe quedar atrás. Desde mi punto de vista y mi sentir, sería tremendo, solo falta que evolucionemos hacia la conciencia humana, y no hacia el camino de la competitividad mal entendida del establishment capitalista.
Seguiremos...
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