Acaban de decir en la Cadena Ser, que en España hay un millón de viviendas ubicadas en zonas inundables, o sea, con riesgos de verse anegadas en momentos de lluvias fuertes y caudales abultados. La solución que daba la señora entrevistada, al parecer experta en el tema, no pasaba por derruir viviendas, hablaba de reacondicionar, pero yo no lo veo, si se inunda, se inunda, y no hay más, podrás poner algún sistema para que por puerta y ventanas le cueste más penetrar al agua, pero a veces la fuerza del agua te mueve la vivienda, orada los cimientos y termina tirándola abajo... ¡Qué expectativa es esa!
Desde el momento en que empezó la noticia, en mi cabeza se forjó cuál sería mi solución, que como decía la señora entrevistada pasaba por poner dinero, no hay otra, hay que paliar o compensar los errores del pasado, que también lo hicieron los Ayuntamientos en busca de dinero y recalificaron zonas a sabiendas que eran inundables. Hay que ir construyendo ese millón de viviendas por toda España, en esas ciudades afectadas por esta anomalía constructiva, en lugares sin riesgo de inundación, e ir trasladando a esas familias de unas zonas con riesgo a otras que carezcan de él. ¿A ver qué Ayuntamientos se ponen manos a la obra en este sentido?, estoy seguro que ninguno, que ninguno va a asumir la responsabilidad de sus indebidas recalificaciones de terrenos inundables y de las licencias cobradas y concedidas para que construyan en ellos.
De nuevo se dejará pasar el tiempo y ya nos veremos en otra de orden parecido a lo que ha sucedido en Valencia, y nos volveremos a lamentar, tendrán que perder la vida varias decenas o centenares de personas y lo parchearán como mejor puedan, o volverán a rivalizar para valerse de la desgracia y conseguir más votos en posteriores campañas electorales. Esto es lo que mejor saben hacer los políticos, además de robar dinero público a través de chiringuitos que se montan en un santiamén. Esos golfos y golfas no saben respetar lo que no es suyo, meten la mano y los pies en los fondos que están recaudados y debieran ser destinados para otros menesteres que tienen que ver con el bienestar de los ciudadanos, pero que ellos no tienen pudor alguno en arañar trozos de salud, de educación y en pactar con entes privados negocios que empeoran los servicios públicos para dar vida a sus amigos que dirigen empresas privadas. Los políticos saben bien destinar un buen trozo de la tarta a esos amigos suyos, que ya les retornarán, en forma de comisiones, parte de los pagos que hacen con dinero público a esas empresas.
Para finalizar, solo decir que en la próxima riada nos volveremos a ver, y nos volverán a decir lo mismo, se hablará de los terrenos inundables y nada habrá cambiado, salvo que algunos de los que estaban con vida, estarán muertos, y los políticos, como Pilatos, se volverán a lavar las manos.
Seguiremos...
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