Yo quisiera hablar en otros términos del asunto tan primordial del trabajo. Primordial porque han hecho que sea la base de la economía de la sociedad y de la economía familiar, trabajas y tienes ingresos, no trabajas y te comen las moscas, el sistema te rescata a medias, pasas penurias porque 480€ no dan para casi nada, te hace dependiente del sistema y no gozas de ninguna satisfacción. El sistema capitalista es así, tienes que producir diez para que te den dos, y a eso le llaman productividad, se pagan cosas y otros se enriquecen a tu costa. Pagas impuestos sobre el dinero que te has ganado con tu esfuerzo, porque hay que contribuir para tener unos servicios públicos, pero los mismos políticos legislan en tu contra, y puede ocurrir que cuando solicites muchos de los servicios, te lo denieguen porque ganas algunos euros más de los que ellos han previsto como máximo para poder optar a tal o cual ventaja, beca, subvención, etc. Pero lo peor no es eso, sino que paguemos para obtener unos servicios públicos dignos y se lo gasten en otras cosas, muchas veces particulares o personales, para sus partidos, en fiestas, golferías de todo tipo, incluso prostíbulos, drogas o alcohol. También sucede que compren cantidad de materiales para poder obtener unas comisiones de las que pocas veces nos enteramos. Y la guinda del pastel son las adjudicaciones a dedo, por el doble o el triple de su valor para percibir comisiones para su propio enriquecimiento o la financiación ilegal de sus partidos. Entonces me vuelvo a preguntar si tiene sentido trabajar, empeñar tu valioso e irrepetible tiempo para que unos mamarrachos te saqueen de un modo tan vil.
Nadie está exento de sinsabores, broncas y disgustos varios en sus empresas, con sus jefes y compañeros por motivos laborales, presiones recibidas, abusos puntuales de horarios, turnos, dinero que te recortan, subidas que no efectúan, ordenes que no te corresponden cumplir, caprichos de los jefes, incompetencia de los jefes o de algunos compañeros que te repercute en tu tarea, etc. De todo hay, y todos nos hemos visto afectados más de dos y de tres veces por asuntos como los citados, estoy seguro. Trabajar por dinero, que la sociedad se mueva por dinero, que el dinero se haya convertido en el centro de nuestra existencia por exigencia del guion, desde mi punto de vista es un tremendo error. Nada se debería mover por dinero sino por convencimiento de que debemos arrimar el hombro para conseguir vivir todos de un modo digno. El sistema debiera ser justo e igualitario con todos, las personas, todas, tenemos cualidades que nos permiten vivir integrados en la gran congregación que es la humanidad. Debemos creer en las personas, en nosotros, y pasar a la colaboración, a la cooperación y a las relaciones respetuosas, sin necesidad de dividirnos por creencias que arruinan esa paz y esa hermandad. El invento de las religiones ha dividido y enfrentado a los pueblos, y lo sigue haciendo. Solo son un invento y un absurdo, desde mi punto de vista. No podemos pasarnos toda la vida creyendo en algo que ni se ve ni se toca, hay que creer más en las personas que sí tenemos todos cualidades excepcionales que trascienden el plano material en el que nos desenvolvemos. Una sociedad sin dinero es totalmente posible, del mismo modo que nos impusieron la de la rivalidad, la de la competitividad y el enfrentamiento, la de la escala social, la de las clases, la del rico aprovechándose del pobre, la de los países ricos explotando a las poblaciones de los países más pobres. La de los poderosos imponiendo las normas tendentes hacia el mundo que ellos prefieren y les conviene.
Hay una evolución que afecta a la conciencia, que hace que los demás importen, que los demás se tengan presentes, que se ame a los demás, que se desee para ellos lo mismo que se desea para uno, que hay ausencia de egoísmo. Nos han dicho lo contrario, nos dijeron que éramos animales egoístas por naturaleza. Nos han programado en los términos que más les han convenido a los que han movido y mueven los hilos en el mundo. Hicieron leyes que les favorecían a ellos y que nos estabulaban a nosotros. No legislaron pensando en todos, sino en una pequeña proporción de la población mundial. Ellos se consideran la élite y nosotros sus vasallos. Vuelvo a repetir que una sociedad sin dinero y de colaboración con el sistema es posible mañana si se quiere. En esa nueva sociedad sin dinero todos siguen haciendo lo que hacen hasta ahora, pero por mucho menos tiempo, puesto que al no tener coste podemos colaborar todos. Entonces los turnos de colaboración se acortan enormemente, sobre todo en los trabajos que requieren mayores esfuerzos, no hay desempleados, todos colaboramos, igual dos o tres horas y con nuestras tarjetas magnéticas al día de haber realizado las colaboraciones con el sistema, podemos adquirir lo que necesitemos: ropa, calzado, alimentos, etc., lo básico y lo que pudiéramos necesitar al margen de eso: electrodomésticos, vehículos, etc. Habría un órgano central de hombres justos, técnicos en diversas materias que valoran la necesidad de lo que se necesite y adjudica los equipos o las máquinas que cada cual requiera. Esto sería más amplio, pero de cualquier modo hermoso, sería muy hermoso para todos, y estoy seguro que llevaría a toda la humanidad a ser mucho más feliz de lo que es ahora. Hace un tiempo escribí un breve libro en el que esbocé una sociedad sin dinero, cómo se compondría, cómo se dirigiría para conseguir ese nuevo estado de bienestar para todos, le titulé: Felicidad Social. Se puede adquirir en Amazón.
Seguiremos...
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