lunes, 21 de julio de 2014

SOBRE EL AVIÓN MALAYO




Hoy me ocupa la atroz acción que ha dado con el avión de aerolíneas malayas en el suelo y todos sus pasajeros, incluida la tripulación, han encontrado la muerte. Culpan a Putin de haber dado la orden para derribarlo o ser culpable subsidiario por servir armas y dar entrenamiento a los que lo derribaron. Siempre los intereses comerciales y las putas armas, la rivalidad por los territorios, la imposición de religiones o la lucha por conseguir recursos naturales, que al final se traducen en poder y dinero.
Por esa misma regla de tres, hay cantidad de países que sirven material bélico a otros tantos países, a los gobiernos o a los rebeldes y son, por tanto, responsables o culpables de los conflictos que se libran en las diferentes zonas del mundo.
De cualquier forma, dar la orden de derribar un avión comercial, de pasajeros, lo haya hecho un presidente de gobierno o un militar irresponsable, vuelve a dar la nota de lo que viene sucediendo en gran parte del mundo. Ellos se sienten intocables, parecen erigirse por encima del bien y del mal y, por supuesto, se creen estar por encima de todos los ciudadanos. Se han endiosado, protegidos por unas políticas hechas a medida y demuestran con actos  como este que para ellos la vida de los demás no vale un comino.
Por todo lo dicho, es por lo que hace falta un cambio generacional, hay que echar a toda esta clase elitista dedicada a la política, desde hace años, de forma profesional, carente de alguna humanidad. Ellos no se van, ni piensan hacerlo, somos los ciudadanos los que tenemos que reaccionar y debemos ponerlos en su sitio, en el sitio que se merecen; en muchos casos, entre rejas. Han delinquido y lo hacen como modo de vida habitual, como forma común de toma de decisiones, se venden con facilidad, son egocéntricos y creen llevar la razón casi siempre.
Gente así, es gente enferma para la sociedad y para la humanidad, han perdido de vista los intereses de las personas y hasta la vida de las mismas, como se desprende de actos como este. A ver quién o quiénes pagan por lo sucedido, a ver quién se atreve a condenarles y exigir responsabilidades; es por decir algo, porque la vida de las casi trescientas personas que viajaban en el avión derribado, no se pueden compensar con nada, que se lo pregunten a sus familiares. Yo hago uso de mi pensamiento, quizás desacertado para algunos: “el responsable o responsable, que sean encarcelados y que vean la calle, cuando la vuelvan a ver sus victimas”; tal vez me paso, pero creo que sería lo justo al menos para mí lo es.

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