jueves, 4 de febrero de 2016

LOS ACHAQUES

                                               Imagen: www.vitonica.com


Con los mayores se habla de pastillas, lamentablemente padecen dolores y diversas dolencias que les hacen tomar más medicamentos de los deseados. Ellos quieren estar bien, pero su frágil salud les imposibilita a llevar una vida más plena, o más acorde con lo que ellos quisieran.
Los cuerpos tienen un desgaste durante la vida, y al final aparecen los achaques. Muchas medicinas te hacen llevar “las goteras” con mayor dignidad, pero atiborrándote de ellas, que tienen muchas contraindicaciones. Mejoran los síntomas de las dolencias, pero pueden estar deteriorando otros órganos. Así que es como la pescadilla que se muerde la cola, te alivias de unas cosas y van apareciendo otras.
No es fácil aceptar el deterioro del cuerpo, pero es una realidad en todos los seres vivos. Llegamos a ser personas que poco tenemos que ver con aquellos que fuimos, pero este es nuestro destino físico. Envejecemos y, muchas veces, pagamos las consecuencias de un trabajo duro, excesivo o repetitivo. Pagamos, también, los malos hábitos y los disgustos, el estrés o una alimentación inadecuada.
Comprendo que a todos nos gustaría llegar al final de nuestros días en plena forma, y que la muerte llegara plácidamente, pero las cosas vienen como vienen y no tiene sentido rebelarse contra las fuerzas de la naturaleza, porque saldremos perdiendo. Los más creyentes se conforman con lo que su Dios dicen que les ha mandado, y otros manifiestan que no puede existir Dios, o qué clase de Dios es el que permite a las personas pasarlo tan mal. De cualquier manera, somos nosotros, siempre somos los responsables de nuestro proceso, y de tener una mayor o menor comprensión de nuestra situación.
Hemos vivido de un modo, hemos forjado un carácter determinado, y ahora toca flexibilizar hasta llegar a rendirnos totalmente. De nosotros depende modificar nuestra conducta o seguir, tercamente, afianzados a lo que fuimos pero que no somos ya. Cuando se es mayor hay que hacer vida de mayores, no se puede continuar la misma lucha, ni emplear la misma intensidad porque te agotas en el intento y después vienen los dolores y el malestar. Hay personas que no lo comprenden y su visión de como han de estar las cosas, o de cómo han de ser las situaciones les superan, no han aprendido y lo tienen que acatar a la fuerza, les cuesta una enfermedad.
A todos nos duele ver a alguien cercano padeciendo, no quisiéramos que fuera así, pero lo es. Nos queda la resignación y el amor para alcanzar la comprensión. Nos vale el ejemplo de lo que vemos para que podamos aprender.

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