miércoles, 20 de abril de 2016

CORRUPTILANDIA

                                                      Imagen: taximarbella.blogspot.com


Erase una vez Corruptilandia, un país donde casi todo aquel que ocupaba un cargo público y tenía acceso al dinero, se les pegaban los billetes en las manos. Se perdían los de quinientos euros, se transportaban en bolsas de basura, en mochilas, en maletines, etc. Se escondían en colchones, había incluso una madre orgullosa que llegó a decir que su hijo tenía tal cantidad que podría asar una vaca, prendiéndole fuego a los billetes. Los dineros terminaban en los paraísos fiscales, en los bancos de todo el mundo que no dan información de sus titulares. Antes solo se hablaba de Suiza y Andorra, ahora más recientemente, además de los papeles de Bárcenas, les ha dado por hablar de los papeles de Panamá.
En Corruptilandia casi todos los que se dedicaban a la función política se dedicaban a engañar a la ciudadanía. Los medios de comunicación tenían sorpresas todos los días, bien cada mañana nos levantamos con algún robo nuevo, bien cada noche nos vamos a la cama con alguna sinvergonzonería diferente. También hay muchos que repiten, deben ser amantes de los primeros planos y de las portadas, porque con ellos se abren y se cierran los informativos, los diarios, etc. En muchas ocasiones se nombran a los mismos que suelen estar pringados en muchos de los casos de corrupción que surgen a lo largo de la geografía de nuestro país.
En Corruptilandia se falsean los datos contables bancarios, los balances, los presupuestos, y se suelen quedar con los ahorros de nuestros mayores, los que se han pasado toda la vida trabajando y ahorrando con miles de sudores, para que llegue el milagro económico español, y se quede con los dineros de esas personas mediante el “fabuloso producto bancario de las preferentes”, o las fantasmas acciones de Bankia.
En Corruptilandia se desoye todo cuanto dice o interesa a la ciudadanía, pues había que cortarle el rollo, ya que estaban viviendo demasiado bien, y eso se asemejaba mucho a los ricos. Así que un día decidieron que eso no podía continuar de ese modo, por tanto inventaron la crisis. Sus responsables fueron los banqueros, que procuraron blindarse sus contratos y sus pensiones millonarias, dejando un agujero terrible en el escenario financiero del país. Posteriormente, metieron miedo a los que tenían algunos euros en los bancos, les dijeron que si quebraban los bancos podían perder sus ahorros, por lo que era necesario que todos pusiéramos dinero, no solo nosotros, sino también las generaciones futuras, nuestros hijos y nuestros nietos.
En Corruptilandia se llevaban de cuando en cuando a algún corrupto a la cárcel para apaciguar un poco los ánimos, pero era mero maquillaje, a los cuatro días se les daba el tercer grado y cuando la ciudadanía estaba distraída con otros temas, se les concedía la libertad sin cumplir sus condenas ni exigirle que devolvieran lo que habían sustraído. Corruptilandia es el paraíso fiscal de impunidad de los corruptos y vividores. Casi todos los que manejan pasta pueden burlar la ley, llevarse el dinero por la cara, esconderlo en empresas offshore y de esas que llaman pantalla. Después, el dinero comienza a pasar de una empresa a otra, simulando operaciones comerciales falsas, para hacer llegar, tras varias vueltas, los billetes a Corruptilandia. Llegan los dineros blanqueados sin haber tributado por ello, y si Hacienda les pilla y les multa, se cabrean y todo. Eso sí, lo hacen tras decir: ¡Viva España!

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