martes, 27 de septiembre de 2016

CUIDÁNDOSE

                                                     Imagen: www.aliciacrocco.com.ar


Nuestro cuerpo tiene una programación inicial que es mantenerse sano, y siempre que le sea posible se restablecerá de la enfermedad que padezca, pero para ello tiene que poder funcionar en las mejores condiciones. Hoy en día somos dependientes de los médicos y de las medicinas para acallar los síntomas de las enfermedades, esas quejas que se hacen palpables para avisarnos de que algo no va bien. La gente acude a las consultas de los ambulatorios con mayor frecuencia de la que sería deseable, y toma cantidad de medicinas de todo tipo; aunque haya algunas que son las más frecuentes: los antiácidos, los antiinflamatorios, los analgésicos, los antidepresivos, las pastillas para bajar el colesterol o los medicamentos para estabilizar la tensión sanguínea. En cualquier hogar hay cajas de estas medicinas y algunos habitantes de dichos hogares, que son consumidores de algunos medicamentos como los citados.
Muchos de nuestros males tienen su punto de partida en los malos hábitos sociales y comensales. Estamos utilizando a diario cantidad de preparados alimenticios adulterados con cantidad de sustancias añadidas ajenas al alimento en sí. Comemos casi todos los días sin orden ni concierto, alimentos que se exceden en grasas saturadas o azucares, además de llevar muchos de esos aditivos nocivos para la salud e innecesarios para vivir. La industria alimentaria añade cantidad de sustancias a sus preparados, utiliza: grasas, colorantes, acidulantes, saborizantes, azucares, “E” de todo tipo como podemos leer en sus etiquetas que van a parar a nuestros cuerpos, produciendo toxicidad que posteriormente nos acarrean enfermedades por interferir en esa respuesta natural del cuerpo para sanar.
Nuestro cuerpo ha de estar lo más limpio posible de acumulos inservibles y para ello debemos estar atentos a lo que ingerimos, que debieran ser alimentos sanos y fáciles de digerir. Las carnes, las grasas, los fritos y los dulces son un grupo un tanto peligroso para nuestro organismo y nos deberíamos guardar de tomarlo con la frecuencia que se viene haciendo, pues causa muchos problemas digestivos y de acidez, además de dejar cantidad de depósitos en nuestro organismo. Sin embargo, deberíamos incluir muchas verduras cocinadas al vapor, poco hechas o crudas si es posible en ensaladas; también muchas más frutas, algunos frutos secos, principalmente, almendras y nueces, así como beber mucha más agua.
Dos cosas más: elegir vivir un estilo de vida más relajado, complicándonos la vida menos, evitando los enfados, las riñas, alterarnos, ponernos nerviosos, excesos con el alcohol, el tabaco o la nocturnidad; y por otro lado, ser menos sedentarios, salir cada día a andar, ir al gimnasio, montar en bicicleta, etc., dar movimiento a nuestro cuerpo, que se oxigene con el ejercicio aeróbico, lo que nos mantendrá más vitales y nos sentiremos más jóvenes. En resumen, si ustedes ven lo que se ha expuesto se sostiene sobre tres puntales claves: alimentación, saber estar y hacer ejercicio. Si conseguimos vivir cuidando estos tres extremos vamos a vivir mejor, con más salud y, por tanto, con menos enfermedades, recurriendo menos a los médicos y a las medicinas que tantos efectos secundarios tienen todas ellas. Cada uno de nosotros decide en cada momento con sus actos cómo quiere vivir y, seguramente, está sentenciando cuál será su calidad de vida dentro de pocos años.

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