Como el mundo está como está, los
inmigrantes no dejan de intentar entrar en España. Si se atajaran los problemas
en los países de origen, no sucederían estas avalanchas humanas tratando de
sortear los controles fronterizos. La causa principal está ahí, en las malas
condiciones de vida en sus países, la mala distribución de la riqueza mundial,
en la opresión de ciertos regímenes sobre las poblaciones, en las guerras y el
terrorismo. La inestabilidad que presentan muchas zonas del mundo, en ocasiones,
es producida por las fuerzas de la ONU, el organismo que tendría que hacer lo
posible para mantener las naciones unidas, se moviliza contra algunos países
con la excusa que sea, pero en lucha por los recursos que existen allá donde
operan. Es una lucha por el control de la riqueza y el poder, a la que no le
importa dejar miles de muertos y los países convertidos en escombros.
La ciudadanía normal,
trabajadora, que dedica su vida a su trabajo y a su familia, ya está harta de
esos intereses y de ese egoísmo fuera de control. La codicia no puede ni debe
seguir comandando al mundo, porque nos dirige hacia la destrucción con toda
seguridad. El horror y la inestabilidad son las consecuencias de esas
directrices de los que tienen la capacidad de tomar decisiones tan salvajes
como las que trato de extractar: invadir países, empobrecerlos, endeudarlos,
destruirlos, saquearlos y dominarlos. Todo esto está ocurriendo en muchas
partes del mundo, bajo la bandera de la ONU y con la promesa de hacerlo para
conseguir un mundo mejor, cuando vemos que no es así, que comienzan conflictos
bélicos que se prolongan en el tiempo y que si alguna vez acaban, no dejan nada
mejor, sino una población que siente odio hacia los occidentales y que desea
venganza, eso es lo que consiguen los que se vuelven a sus casas tras haber
infringido tanto daño, tanto dolor y tantas muertes. Después de haber dejado a
esos habitantes más pobres, sumidos en la miseria, sin hogares, sin ciudades y
con toneladas de escombros allá hacia donde mires. Lo han dejado sin nada, una
situación propicia para cometer todas las locuras pensables… después llegan los
atentados, los atropellos múltiples, la gente que se inmola con el cinturón de
explosivos o los que disparan contra la gente que se toma una copa
tranquilamente en la terraza de un bar, o la que asiste a un concierto.
No trato de justificar nada, pero
sí intento que se comprenda lo que algunos hacen en nombre de la pacificación
en el mundo, pues justamente están haciendo lo contrario. No dejan de incendiar
el mundo, aprovecharse de los recursos naturales de diferentes partes del mundo
y tratar de comprometer a los jefes de esos países en la reconstrucción con
empresas del país que produjo la destrucción; lo cual, lleva consigo el endeudamiento
del país al que supuestamente se está ayudando. Como seguramente no podrá hacer
frente a la deuda, como regalo añadido, se consigue la compra de la voluntad de
dicho país, que ante tomas de decisiones importantes en la ONU, por ejemplo,
votarán lo que el país invasor decida y le convenga. Es un juego de muerte por
el que se somete a los países donde se tengan intereses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario