sábado, 14 de abril de 2018

JUEGOS DE GUERRA

                                                       Imagen: www.elheraldo.hn

En todo hay normas, hasta para poder matar. Si el Estado sirio mata con proyectiles, EEUU no tiene nada que decir, pero si lo hace con armas químicas, que no digo que tengan que ser legales pues estoy en contra de toda la utilización de las armas, mete las narices y se suma a la matanza, porque bombardear, sea por el motivo que sea, acarreará más muertes. La guerra en Siria creo que lleva unos seis años, con muchos miles de muertos, con millones de exiliados y con casi todo el país destruido, a pesar de ello EEUU y el resto de la comunidad internacional ha dicho poco y ha hecho menos, aunque en honor a la verdad es la segunda vez que EEUU ataca, pero qué pasa con el resto de los seis años, ¿a alguien le ha importado lo que estaba sucediendo en Siria?, claro, como estaba el régimen de Bashar al-Asad apoyado por Rusia, nadie ha querido oponerse a la otra gran potencia del otro lado del mundo.
De nuevo estamos frente a un episodio de error y fracaso de las personas, sean de un bando o del otro. Hay cantidad de gente que no se ha enterado que los asuntos no se pueden resolver con la violencia ni con las dictaduras, que al fin y al cabo, sigue siendo otro modo de violencia contra el libre pensar de las personas. Se deberían dejar de fabricar armas y todas las existentes había que fundirlas para hacer bicicletas, vigas, chasis para automóviles o para cualquier otra aplicación. Cuando la mente de las personas se ocupan del diseño y la mejora de las armas, se está pensando en superar a un supuesto rival para hacerle más daño del que nos pueda hacer. Las discrepancias hay que arreglarlas dialogando con tolerancia y flexibilidad, ingeniando las formas que permitan que cada parte gane… esto sería ideal y hay que tratar de acercase cuanto se pueda a ello.
Todos los países hacen de la venta de armas un negocio lucrativo y una justificación para dar trabajo a ciertos sectores de la población, pero es una falta de imaginación la que les lleva a este bucle de la muerte. Hay que reconvertir a esas industrias de la guerra en otros fabricados, igualmente rentables, pero que nada tengan que ver con la muerte de las personas, con la destrucción, el odio y la invasión de países vecinos. En estos días están por casa los reyes saudís para comprar barcos de guerra y la población española protesta por la decisión de nuestros gobernantes, pero ellos se apresuran a justificar los puestos de trabajo de los astilleros de Cádiz. Pasan los años y no hacen nada por reconvertir esa industria, teniendo que depender de los encargos de los que pretenden armarse hasta los dientes. Los que más temen, son los mismos que suelen adquirir más material bélico, quieren tener lo más moderno, lo último, lo más potente, lo que dé más miedo a sus posibles rivales y así impedir que se les pase a otros por sus cabezas el querer invadirles para apoderarse de sus recursos naturales. Casi siempre va de esto todo el tema de la guerra, normalmente es un abuso ejercido por la fuerza para llevarte lo que es de otro, destruirle el país, ejercer un dominio sobre el Estado natural de aquel país y obligarle a reconstruir con las empresas de tu país, empobreciendo al otro y enriqueciéndote tú al mismo tiempo. Una lucha de poder en la que mueren muchas personas inocentes por los caprichos de unos señores que dirigen la guerra desde sus despachos, cómodamente sentados, tomando un whisky mientras miles o millones de personas están perdiendo la vida… ¡qué vayan ellos, con los huevos y en primera fila, a defender lo que dicen justifica el ataque!

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