Esto que os cuento nos ha
sucedido esta misma mañana, hoy nos ha tocado a nosotros pero mañana tal vez le
suceda a usted. Además de relatarlo sirva de queja, pues el proceder que tienen
algunos empleados de grandes superficies o centros comerciales deja mucho que
desear y crea pérdidas de tiempo y molestias a los clientes.
Mi esposa adquirió esta misma
mañana un PLC de la marca D-LINK en el Centro comercial Carrefour San Pablo en
Sevilla. La caja del PLC tenía dos flejes de plástico que abrazaban
perfectamente la caja perpendicularmente entre sí. Aparentemente lo que le habían
vendido era nuevo, pero cuando corto ambos flejes, observo que el precinto
adhesivo de garantía está cortado. O sea, la caja ya había sido abierta con
anterioridad por cualquier otro cliente. Los dos aparatitos que componen el
juego de PLC para que se comuniquen entre ellos y se puedan enviar la señal de
internet, estaban tirados dentro de la caja, sin su bolsita correspondiente.
Los dos cables Ethernet que le acompañaban estaban, igualmente, depositados en
el interior de la caja a su libre albedrio, sin presillas ni bridas, sin nada
para mantenerlos roscados y con buena presencia para el cliente. Todo lo que
iba viendo me ratificaba en lo que pensé cuando vi que estaba abierto el
precinto de garantía y seguridad. ¡Exactamente!, conecto los dos elementos a la
red, según indicación de las instrucciones, y uno de ellos funcionaba, no así
el otro que estaba totalmente fiambre, no se le encendía ninguno de los cuatro
indicadores leds que lleva en el frente.
No hay derecho de que ten vendan
por nuevo algo que se lo ha llevado un cliente anteriormente, le faltan
elementos del embalaje original, te lo meten en una caja de cualquier manera,
como si estuvieras comprando en un rastrillo, pero a precio de equipos nuevos,
y lo más grave, sin que ningún empleado de Carrefour haya comprobado el
conjunto. ¿Qué ha ocasionado esta falta de control de la calidad en el servicio
y atención a los clientes?, pues que hayamos tenido que ir dos veces, doble
desplazamiento, dos pérdidas de tiempo, dos esperas para llegar a las cajas,
gasto de gasolina, indignación por lo que te han hecho, ¿eso quién lo paga,
porque ellos no lo hacen? Lo pagamos los clientes, ellos ponen buena cara y una
sonrisa, con un poco de suerte te piden disculpas. El gasto y las molestias son
por nuestra cuenta.
Está muy bien dar un buen
servicio postventa y la posibilidad de devolver algo que no te sirve o que no
cumple tus expectativas, pero antes de volver a las estanterías como si fuera
un artículo nuevo hay que mirarlo muy bien, comprobar su buen funcionamiento,
la ausencia de golpes y arañazos, etc. Lo contrario es de una cara dura que raya
en la desvergüenza y una desconsideración hacia sus clientes. ¡Ojo! Con lo que
compras en estos centros, revisa bien que todo venga perfectamente precintado,
porque al primer descuido te llevas un aparato que ya han usado, que puede
estar defectuoso o quizás no funcione, como nos ha pasado hoy a nosotros.
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