Hoy me gustaría hablar de un tema
que para mí resulta preocupante, el uso de tanto plástico en la cocina. Los
famosos recipientes donde todos ponemos los restos de comida, para no tirarlos
y conservarlos en el frigorífico o en el congelador unos días, a veces semanas.
Las paletas de plástico y colores que tanto gusta a algunas mujeres, supongo
que también a algunos hombres. Las botellas de plástico, etc.
Peor aún es cocinar con ellos, me
refiero a calentar en el microondas alimentos que estén en este tipo de
recipientes, usar paletas de plástico y todo eso. Cuando los plásticos se
calientan está comprobado que liberan sustancias tóxicas que se transfieren a
los alimentos y de estos a nuestro organismo. Sustancias peligrosas para
nuestra salud, que podríamos evitar si no usáramos este tipo de envases o
recipientes, y menos vertiendo en ellos alimentos calientes.
Nos han impuesto una serie de
prácticas nada saludables, y hemos ido adquiriendo hábitos en todos los hogares
que nada nos favorecen. Seguro que en su casa hay recipientes de plástico que
usa casi a diario. Seguro que en su casa tienen papel transparente de envolver
alimentos, papel de aluminio, bebida embotellada en envases de plásticos o
alimentos que los fabricantes los sirven envasados al vacío en plásticos. Tal
vez tengan también bebidas envasadas en latas de aluminio, de las que comienzan
a hablar algunos médicos de su repercusión sobre enfermedades mentales
producidas por los restos de aluminio, mejor dicho por el exceso de aluminio
que dichos envases y prácticas, como envolver los alimentos, bocadillos o
chacinas en papel de aluminio, etc., están generando a las personas. Dicen los
médicos que cada día se diagnostican más enfermedades seniles y mentales
propias de personas más mayores, a personas jóvenes.
Volvemos a lo de siempre, ¿por
qué suceden estas cosas?, ¿no hay nadie que vele por la salud de las personas y
nos protejan? De nuevo, la respuesta es ¡no!, las autoridades no analizan lo
suficiente, se les pasan estos asuntos, están a otra cosa, les pagan para que
miren hacia otro lado, etc. No sé si será un poco de cada tema nombrado, pero
lo cierto es que como siempre estamos en peligro por la irresponsabilidad de
aquellos que debieran controlar lo que no controlan. ¿La Administración no
tiene ningún químico que haga pruebas con los tiestos de plástico, caliente
alimentos y líquidos, los vierta en estos cacharros y analice si verdaderamente
se produce la transmisión de sustancias peligrosas para la salud de las
personas? Esta es una prueba de lo más rústica y, sin embargo, no deben hacerla
cuando todas las cocinas están abarrotadas de recipientes peligrosos en
potencia. Digo en potencia porque por sí mismos, ahí quitecitos en las estanterías
de los muebles, tal vez, no resulten dañinos, habría que analizar si producen
algún tipo de emanación por disipación de sustancias al aire, eso está por ver.
En definitiva, el proceso de los
alimentos se debe hacer en buenas ollas de acero inoxidable y dejarnos de
fomentar la moda de la conservación de los alimentos sobrantes, pues una vez
cocinados a los alimentos les espera la descomposición rápida, si no se
conservan en frío y algo más lenta si se congelan, pero al fin y al cabo, el
alimento se sigue deteriorando más lentamente, que nadie crea que se come una
comida en perfecto estado después de haber estado un par de semanas congeladas…
el deterioro lento continúa. Lo mejor es cocinar lo que se vaya a consumir para
evitar tener que conservar, y mucho menos en recipientes de plástico.
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