No todo lo que circula por las
redes es cierto, ni mucho menos. Me ha llegado un whatsapp de esos que dan
vueltas y vueltas porque alarma e indigna a todo el mundo, debido al tema tan
sensible por el que todos nos vemos afectados, en este caso, las eléctricas.
Así que no lo he remitido a nadie sino que he buscado en Internet noticias y
videos al respecto. Parece que no se ha emitido el programa al que hace
referencia el whatsapp el último fin de semana, sino que se difundió hace meses
y años, porque el tema lo ha tocado Jordi Evole en más de una ocasión.
Hay gente que pone en marcha
campañas contra unos y otros, por intereses propios de favorecer a unos y
perjudicar a otros, y nosotros como bobos nos dedicamos a compartir y seguir
con el engaño de la difusión perversa y malévola. Seguro que he caído en más de
una ocasión, pero todavía recuerdo una cadena de estas que me tocó la fibra:
alguien buscaba personas que quisieran adoptar cachorros de Siberian Husky
abandonados, una literatura lastimera acompañaba a las fotos. En seguida hice
un envío masivo a todos mis conocidos por la pena que sentí por aquellos
cachorros y la situación expresada en el anuncio. A los pocos días me encontré
con uno de esos conocidos que me dijo: “he llamado en varias ocasiones al
teléfono que acompañaba el whatsapp y es un engaño, no regalan cachorros”. Desde
entonces, procuro buscar información sobre la veracidad de lo que comparto. No
es la primera vez que he descubierto bulos como el que ha dado pie a este
escrito.
Hay gente que pasa tres kilos de
los demás, tienen una intención, la que sea, y se sirven de la buena voluntad que
tiene la gente para lograr sus objetivos. Son gentes que no tienen nada que ver
con nadie y no respetan a los demás. Hay mucho zumbado por ahí, más de los que
nos podemos imaginar. Hay mucho gracioso sin gracia, y mucho ineducado. Hay
gente que molesta por iniciar falsedades para que corran por las redes y hagan
daño. Hay cantidad de gente que hubiera sido deseable que hubiera aprovechado
mucho mejor el tiempo de su estancia en la escuela. Hay cantidades de gentes
que serían mejores personas si hubieran escuchado más atentamente los consejos
que les daban sus padres.
Como hay una susceptibilidad con
ciertos sectores a los que favorecen los gobiernos y sus leyes injustas, rápidamente
se eleva la ofuscación y se le da a compartir con vehemencia visceral. No nos
paramos a pensar en nuestro deseo de que se haga justicia lo más inmediatamente
que sea posible. En ese instante nos hemos hecho cómplices de la falsa
propaganda o acusación, la hemos pasado atribuyéndonos parte de la autoría. El
hecho de compartirla muestra a los demás nuestro apoyo al contenido. No sucede
nada grave, no será la primera ni la última que ocurra, que nadie se me enoje,
tan solo que la próxima vez estemos más alertas e investiguemos un poco antes
de compartir regalitos circulantes.
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