jueves, 19 de marzo de 2015

NECESITAMOS HECHOS, NO HUMO




En época pre electoral es muy utilizado y “vendido”: el cambio. Todos los partidos que aspiran a gobernar prometen el cambio si son ellos los que fueran elegidos, de nuevo nos mienten, ¿cuántos de ellos llevan en su programa cambiar la legislación española?; yo que en esto soy muy drástico digo que mientras no se modifique el guión, el margen de actuación es el mismo y la posibilidad de que sucedan cosas parecidas será infinita.
La revolución es aplicar un cambio total en todo aquello que sea necesario y sin temor. Cuando algunos hablan de modificar la Constitución, otros se ponen a temblar y no entiendo por qué modificar las reglas del juego asusta tanto.
El sentido común de los ciudadanos y la vuelta del poder a los mismos pueden facilitar que las cosas cambien de verdad. Ahí van unas pinceladas, atendiendo a muchos de los asuntos que nos afectan en estos días, de matices necesarios que  deberían cambiar en nuestra legislación:
- Revisión exhaustiva de la forma en que fueron contratados todos los funcionarios, cargos públicos y empleados públicos. Hay que poner fin al “dedismo”, hay que limpiar y descargar a la Administración de gastos innecesarios. Los enchufados tienen que ser despedidos.
- Los ciudadanos deben fijar los salarios de los políticos, a menos que se los paguen sus respectivos partidos con el dinero de sus afiliados.
- No hay que subvencionar a los partidos políticos ni a los sindicatos.
- Hay que modificar la ley electoral para que un escaño equivalga a un mismo número de votos, sea cual sea el partido votado.
- Los delitos no deben prescribir jamás y se deben revisar todos los delitos cometidos en España con carácter retroactivo, pedir cuentas y juzgar por ello, si sus delincuentes están vivos. Hay que revisar la historia de este país y la sangría que han hecho unos pocos.
- Es obligatorio que los corruptos devuelvan todo lo robado si quieren recuperar su libertad. O sea, que si al terminar su condena no lo hubieran hecho, se les prolonga la misma.
- Las cárceles se han de convertir en fábricas y cada recluso ha de cumplir condena trabajando diariamente 8 horas para generar dinero, bien para pagar sus daños hacia terceros, bien para mandar dinero a sus familias. La productividad ha de ser revisada, pues si no trabaja se suman días a la condena. Hay que terminar con ladrones que se toman la cárcel como unas vacaciones entre amigos, un poco de lectura, deporte y partidas de cartas.
- Los asesinos que han privado de libertad a sus victimas, tienen que pasarse toda su vida encerrados. Hay que perder el miedo a implantar la cadena perpetua para esos casos. A las victimas de esos asesinos si que les arrebataron de un golpe todos los derechos humanos.
- Hay que legislar para que la dación en pago sea una realidad, para que terminen los desahucios o para que se terminen los privilegios de los poderosos a tributar menos que nadie. Hay que poner fin a las SICAVs y esos otros métodos de ingeniería fiscal, que van en la misma dirección, pagar menos con el consentimiento de Hacienda.
Lo dejo aquí porque me extendería demasiado, pero algunos de estos puntos supondría un verdadero revulsivo, esto si que es “cambio”, así que no nos vendan tanta revolución y que la apliquen los futuros gobernantes, si es el cambio lo que de verdad desean.

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